El secreto de su voz
ítu
ía por qué no lo he olvidado. Desde su partida no supe nada de él
o. Se aproximaba el invierno, las calles estaban frías. Me coloqué mis guantes y saqué
que hacía y cerré mis ojos mien
sonas ahí. Miré cómo el humo salía de sus tazas de café. Respiré p
o el menú. Un chico se dirigió a atenderm
r al Locaut después de tan
preguntó qué iba a pedir, yo guardé s
te caliente para lleva
el envase. En cuestión de un par de minutos lo trajo
una semana después de que él se marchase, con
r. Ca-miné hasta la salida examinando todo su nuevo aspecto,
rían el siguiente día en la noche, así
dinero del pueblo, un estatus que le hace creer que tiene el dominio de todo. La miré de reojo y ella
rás habíamos sido inseparables, pero tod
quedándome a esperar a Lisa, tal vez si me hub
ntes era la niña linda del pueblo, ahora soy una amenaza, una golfa mentirosa e
odio aquel
lejó mientras caminaba. Me detuve y vi que era el auto de Mathius Copelman, el líder del equipo de baloncesto, siempre pensé que no e
-inquirió él con voz burlona y se rieron sus amigos. C
bien -lo secundó Facundo Larrá, tocán
e subir más
ta mentira acabe!››
utos insoportables, se
ara tomar el más largo. Mientras caminaba miles de recuerdos se
i impotencia de ver cómo toda una vida perfecta se destruyó en una noche
dolor era casi igual al que sentía cada día en mi corazón desde aquella noche del incendio a mis doce años; la sangre se vertía a lo
e lo había dejado en aquel lugar en donde me corté. Pero no iba a decaer, me faltab
cómo unos chicos se drogaban. Por efecto involuntario me detuve, ellos
al saber que descubrí su secreto. Descubrir algo de alguien en este pueblo, es un p
aban más. Sabía que venían detrás de mí, así que no miré hacia ellos. Tratarían de alcanzarme par
callejón y salí por otra calle. Me detuve a
é despis
o había rastro de ellos. Me agaché y traté de
har la mirada. Me levanté poco a poco y caminé has
r con más fuerza, en un instante sentí una fuerte punzada en la cabeza y simple
n las escaleras de la entrada, miré mi r
noche. La venda que me había hecho estaba llena de sangre. Abrí la puerta, entré a casa y me devolví a cerrarla con seguro. Me quité la chaqueta y la lancé al suelo, caminé has
sofá con las luces apagadas, cerré mis o
.
, me frotaba mis ojos y luego me arreglé el cabello. Coloqué mi mano en la manecilla y abrí, pero no vi a nadie, eché la mirada a los lados y la c
i nombre, pero no tenía ningún remiten
aceleró. Eran las mismas palabras que Sebastián m
idado y había u
tanto para abrirlo. Estaba esc
reí al
sobre, pero luego de leer las primeras líneas e
ida
reproducciones que pronto te llegaran. De
or si no puedo llegar a tiempo,
nicio del sobre. Ahora de seguro est
que estoy haciendo?››. Me co
a sería la respuesta. Han pasado ocho meses desde que me fui. Fue u
oy jug
í como sé que creíste que era una
cartero, le pedí qu
mano derecha. Miré la mano izquierda y no
manzana del estante de abajo. Cerré la puerta del refrigerador con mi pie. Sostuve l
nifica todo esto, y po
rta pensé que no eran solo esas do
que hoy sería u
ndo poco a poco. No te desesperes ni
tro dispuesto hacerte una burla, ha pasado el tiempo y quiero recompensar cad
tián volverá!›› sonre
to decepcionarte, sé cuánto me quieres v
ucho po
e quisiste saber quién era en realida
er todo de él, éramos transparentes el uno con
conozco? o ¿por qué querría sa
mi habitación. Al reverso de la
PIAP en 20 min
ebastián
". Teníamos once años cuando le colocamos ese nombre a una cabaña abandonada en el bosque. Ir
duché lo más rápido que pude. Después de
camiseta. Traté de secarme el cabello con u
qué muy
ntrara rápido. Abrí la puerta, salí y cerré. Caminé hasta el auto con mucha prisa, sin caer en las carreras. Abrí la puerta e intro
e daba golpes al volante de la emoción. Después
.
e años y estaba sentada en las escaleras con un bate de béisbol y una pelota. Vi cómo el auto
sa del frente. Lisa estaba tan emocionada por su fiesta y por el chico nuevo, que quiso hablarle. Esa misma tarde me tomó por el brazo y me arrastró hasta s
s de conocerlo, solo quería ju-gar.
bordillo esperándola. Él abrió la puerta y ella enseguid
y comenzaron hablar con Lisa, yo estaba detr
quería
s nuevos vecinos, Nita-dijo
sonrió y pid
sobre sus trabajos y lo mucho que admiraban
nca, Lisa tenía un vestido. Yo tenía puesta una gor
aba ese equipo. Enseguida me agradó. Comenzamos
. Querían que ella escuchara sus discursos aburridos. Ese día cuando nos fuimos, yo sabía que ella e
.
é un gorro que tenía en el auto y el
cabaña de P.I.A.P. Estaba un poco distinta, t
aba que entrara. Abrí la puerta lentamente. La casa estaba pintada por d
mé mientras observaba
aire distinto. Con la punta de mis dedos tocaba las paredes
¡Ya llegué! -repet
die re
nota. "No estoy, pero lo estaré" y al lado había un s
acia tu izquierda. Ve hasta al
un televisor, un DVD co
ierta, así que no hacía falta encender las
colocada fr
hacia l
etuve a
a y solitaria en medio de un bos-que
recía que había sido unas cuantas semanas atrás. Lo toqué con mi mano izquierda de arriba h
roma. Comienza a cami
Era un pasillo pequeño, que
luces. Está cla
r algo de miedo. El p
o de los chicos del colegio? ¿Qué había
enc
lo sentí muy a menudo. Es