El Iris de Medianoche de la Traición
do tras él, su risa resonando por el pasillo. Los vi ir
un profundo silencio. No era la quietud cálida y pacífica
la alfombra afelpada. Necesitaba mi pasaporte, mi
. Toqué el delicado encaje, un fantasma de un recuerdo de u
ik. '¿Podemos hablar, Alicia? Solo en
urra. O publicaré cada detalle de tu avent
Mi nueva asistente, Alicia. Muy eficiente. Te caería bie
ía plantado. Ahora, lo sabía. Esa mención casual había sido el princi
. Bernardo y Beto no me habían contactado ni una vez. Era como s
último chequeo reveló que mi ojo estaba sanando perfectamente, s
suave, notando el ceño fruncid
ven en la recepción, su rost
de córnea. Está tratando de vender un riñón para pagarlo. Un joven
se en mis entrañas. Un joven, desesperado por
pregunté, las palabras sorpre
on seguro, el desembolso es astronómico -r
claré, mi decisió
su hijo en la vida de Beto. Había gastado una fortuna tratando de ponerme celosa, de
visión -le dije a la Doctora Ochoa, una leve sonrisa toc