La traición de él, la venganza milmillonaria de ella
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mi esposo, César. Enterré mi verdadero yo -Elena Garza, heredera de un
caos, César protegió a su compañera de equipo, Casa
r a sus hombres-. Es
entras estaba herida y con fiebre, a donarl
lado. Sus heridas eran una mentira. Todo fue una "pequ
angre manchaba mi bata, busqué el dispositi
ante. -Bienvenida a casa, pajar
ítu
años fingiendo ser alguien que no era, todo por u
de un colosal conglomerado de seguridad privada, se convirtió en Elena López. La esposa
lamaba su escape de su mundo de alto riesgo. Ahora, esa senci
or toda la habitación. Su independencia, su espíritu feroz; esas eran las cosas que él elogia
no descansaba en el brazo de ella, una risa escapando de
ó más tarde esa noche. Su voz era
una nueva fisura en los cimientos
adres amaneció gris y pesado. Un día
e a sus tumbas. El mármol
l, la mano derecha de mi padre, estuvo a mi lado. La lealtad de "
mis manos. El futuro del grupo, mi derech
or" de Casandra; un simple raspón en la rodilla, escuc
después, lo encontré en la puerta. -¿D
te. -Elena, ¿no puedes entenderlo? Este
se había ido. Y yo, la "esposa sumisa",
. Solo eres una insegura. Siem
é haces siquiera? -Sus palabras era
na que él no comería. César y sus camaradas. -Pinche adorno
suspendidas en el aire. Un título que él mi
final no fue repentino. Fue una asfixia
riguroso entrenamiento de combate que c
d, a mi identidad. Por un amo
staba regresando. Y t
n el fondo de un bote de galletas,
ñida de alivio. -Bienvenida a casa,
r legítimo para la luna nueva. -Mi voz
etas afiladas y a la medida. Mi cabello, antes suelto, ahora
saludaron enérgicamente. -Comandante. -E
a. Y Casandra necesita que recojas los resultados de s
posa sumisa morir
ra salió de mi habitación, ajustándose el cint