Su Amor Orquestado, Mi Vida Destrozada
/0/21698/coverbig.jpg?v=1bb40e6320b5c141bd6b7c80e6cda421&imageMogr2/format/webp)
pareció para salvarme. Se casó conmigo, me cuidó como a un tesoro y me enamoré de la
rselo todo a mi media hermana. Él había orquestado el at
ía intentado matarla a ella y a su bebé. Mi esposo me empujó
a matar
mi propio hijo, nadie, ni una sola persona, volteó
te y huí con mi madre multimillonaria. Él descubriría la verd
ítu
edazos imposibles de volver a unir. Mi prometido, Ricardo, el hombre que yo creía que era mi futuro, desechó nuestro c
se dio la vu
uno al lado del otro, una imagen perfecta de lo que pudo haber sido mío. Se
. Llegó como un ángel guardián, una mano fuerte que me sacó de entre los escombro
or, un amor profundo e inquebrantable. Yo estaba parali
a a una mujer renacida, amada y absolutamente adorada. Todos susurraban sobre nuestro romance perfecto, envidiosos del hombre que había convertido m
ad, una segunda oportunidad en una vida que creía perdida para siempre. Mi cora
a contárselo a todos, a compartir nuestra alegría. Yo caminaba en la
a puerta entreabierta. Su voz. Urgente, baja, cargad
sangre se me heló, un escalof
na era demasiado suave para distinguirla, pero el to
sa por la devoción-. Para sacarla del ca
ídos zumbaban, tratando de dar se
se de que Ricardo me abandonara. Admitió haber usado mi do
culpa y una jugada estratégica para mantener a Valeria en su
ruda con un amor posesivo que nunca había dirig
idad... todo era una farsa grotesca. Mi cuerpo temblaba, las lágrimas nublaban mi v
una broma cruel. Fui una tonta. Una tonta ingenua y confiada. La traición fue tan pr
, un titiritero que movía hilos que yo ni siquiera sabía que existían. Una reso
vid, su confidente más cercano, t
David, su voz cargada de preocupac
fue una risa áspera,
tar -escupió, su voz teñida de un ve
aste -insistió David, con un temblor en la
ó Mateo, su voz plana, sin emoció
un sonido de pr
bién fue una mentira? ¿La forma en que l
lo decía todo. Confirmaba todo lo que
riéndose a mi media hermana-. No puedes simplement
oz llena de una determinación escal
ismo de desesperación. Los últimos vesti
esa auxiliar, haciéndolo caer al suelo. El sonido agudo me sobresaltó y grité, agarrándome el est
, sus ojos se encontraron con los míos a través de la puerta. La lás
rriendo, su rostro una
pánico teatral. Se arrodilló a mi lado, sus
mi mano. El dolor en mi palma no era na
a-. Déjame ver. -Tomó mi mano, su agarre sorprend
doloroso dentro de mí. La alegría de mi embarazo, el suave aleteo de vida
ue pudiera protestar, me levantó en sus brazos, llevándome hacia la pu
a convincente actuación de preocupación. Me mi
meras y los médicos corrían a nue
ernura-. Tan devoto, tan preocupa
. Se retorcía las manos, hacía preguntas interminables sobre mi bienestar, exigía la mejor atención. Yo solo observaba