La traición del cirujano: La venganza de una esposa

-. Incluso cuando estaba contigo. Incluso cuando estaba arrodillado junto al lecho de muerte d

ente, mi ment

ban, no de miedo, sino de un profundo cansancio-. Solo...

brillaron con algo

te mantiene colgando, como un juguete roto? -Se abalanzó, su mano balanceándose salvajemente. Sus nudillos rozaron m

i ira. Solo un deseo abrum

mis problemas, Brenda -dije, mi v

endo mejor que yo? ¿La CEO altiva que lo perdió todo? -Sacó su teléfono, sus dedos volando-. ¿Crees qu

rturo, clara y fría, llenó la

o ahora solo es un estorbo. Una molestia. Siempre llamando, siempre necesitando algo. Te lo dije, me encargaré de

venas. Se me cortó la respiración, mis pulmones se negaban a expandirse. Intenté hablar, pero

te, atravesó la niebla. Se inclinó cerca

mportaste. Ahora muérete, Aleja

éndose de golpe, el rostro conmocionado de Arturo y un