Su perfecta receta, mi traición real
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y cuidó con devoción. Él era Damián Nash, un guapo multimillo
"10,000 encuentros, Damián. Elegiste bien. Es l
ara mantenerlo puro para su verdadera obs
susurrado... todo era una mentira calculada. Me llamó de
de un accidente de coche. Cuando salvé a Arleen de ahogarse, me acu
azul se alzaba, vi mi oportunidad.
a finca de su familia, no para
n amnesia. Era una princesa de un reino pe
ítu
oz clínica del terapeuta de Damián: "10,000 encuentros, Damián. E
bía despertado en esta ciudad bulliciosa y abrumadora de Polanco hace tres años, con la mente en blanco. Lo último que recordaba era el humo sofocante de un granero en ll
a y confundida, una extraña sin nombre, sin pasado y sin memoria. Me dijo que me había encontrado cerca de una obra en construcción, desorientad
lodía baja y tranquilizadora que calmó instantáne
mación infinita y conexiones a un mundo que no podía comprender. Me introdujo a las redes sociales, un lugar donde la gente compartía fragmentos de sus vida
cho. No se burló de mí; consentía mis "rarezas", como las llamaba. Me explicaba todo con una sonrisa paciente, sus ojos brillando con lo que yo creía que era afecto. Incluso me com
s rozando mi piel, provocando escalofríos por mi espalda. "Mi inocente y hermosa Dora". Esas palabras, esa sensación de ser completamente poseída por él, habían sido mi mundo entero. Vivía
na de sangre azul, que apareció en el cielo de la Ciudad de México hace apenas unas noches. Al mirarla, una extraña sensación de anhelo, una atracción hacia algo antiguo y olvidado, se había agitado dentro
nnegable. Había soñado con mostrarle esta parte de mi pasado, de regresar finalmente con él a dondequiera que p
privado, un lugar que rara vez visitaba, sintiéndome fuera de lugar entre la élite deslumbrante. Pero esta noche, necesita
Escuché voces. La de Damián, profunda y resonante, y otra, más aguda, más profesio
lo que nunca la había oído, casi reverent
re de Damián. Una mujer sofisticada y elegante, diez años mayor que
z teñida de una risa cómplice. "Entonces, ¿la 'cura' de los
me heló. ¿C
do. "Limpia, sin complicaciones. No hace preguntas. Exactamente
de Carlos, ahora más clara, resonó con mis peores temores. "Siempre dijiste que necesitabas a alguien... desechable. A
más profundamente. Cada caricia tierna, cada susurro cariñoso, cada lección paciente, cada risa compartida..
ón intensa, la sensación de ser querida... todo era artificial, fabricado para su retorcido propósito. Mi mente repetía sus palabras: "Mi inocente y hermosa
tían como gelatina. Me di la vuelta, tropezando ciegamente lejos del horror, mi corazón una herida abierta y sangrante.
Me quité el vestido de seda que Damián me había comprado, apartándolo como si estuviera contaminado. Abrí la ducha, dejando que el agua hirviendo golpeara mi piel, t
i única salida. No se lo diría a Damián. No merecía saberlo. No merecía ninguna
a intención de dejarme. Pero me iría en mis pr