La cautiva del alfa de sombras
: D
mpre ha sido demasiado
trenadas. Normalmente no vengo a Recursos Humanos en pers
s dis
e de la to
abía algo más: un rastro cálido, nuevo, que no pertenecía a ningún empleado h
eg
ntiguo de mí, en un lugar que l
a. Pero cuando vi su nombre en la agenda del día -"Firma
la de Recursos Humanos
ntenta llenar el aire con frases sobre credenciales y accesos, como
lo s
ue la tinta tocó el papel. Como si un vínculo que ning
podrás subir a análisis de riesgo -dice Sofí
esa. Está tensa, sobrecalentada, y finge que no lo nota.
espere aquí -digo
parp
ario. Puedo llamar a alg
el director de análisis. Y ya que voy en esa
a discusión.
hacia
a? -pr
hacia los míos. V
que sí
Es la respuesta de quien entiende, incluso
mpetir con el suyo y pierde. Camino un paso por delant
s. Pulso el botón. Las puertas deente los contratos de los
quedaría cal
los nuevos analistas llegan
-. Ni siquiera he v
cambiar ráp
"ding". Entro primero. Soste
nte, A
trato. Ella lo nota. Lo veo en el leve cambio de su re
cierran. El a
os. Calor, algo dulce, nervios. Y debajo, el matiz
a la
fija en el panel de números, como si
es -digo, rompiendo el silencio-. Nadie a
preocupa -responde,
es qué?
en con
endo -admite-. Y tengo la sensación
itar una li
o coin
el ceño, s
po aumenta, cómo su pulso se acelera. Todavía no es peligro
es de clan, con un diagnóstico de ansiedad que cubrirá c
una respuesta muc
o esa
os que otros prefieren fingir que no exis
ien importante no l
directamente. Hay miedo, s
o entonces
nuestra llegada. L
l ascensor. Salgo primero. Aurora c
ja. Ver al dueño de la torre aparecer en tu piso con
oficina de vidrio. Golpeo
as -digo c
-balbucea-.
eva analista. Desde hoy quiero que se en
en la mente de Andrade. No comprende la mitad de lo q
ice-. Bienvenida
es lleguen a mi bandej
traga
ten
un instante antes de obligarse a mirar la ofi
una certeza se instala, pes
mega en medio del sis
l, no será por
tén dispuestos a hacer c