Esposo cruel
e un ángel, cuando reaccionó no pudo evitar acariciar su rostro con las yemas de sus dedos, sintió una especie
roducía una profunda repulsión, removiendo su estómago con asco, la rabia se agitaba en su interior, la otra, deseaba atenderla y protegerla, sacudió la cabeza con
su reacción, enseguida la vio abrir sus ojos y lo miró con esos intensos ojos azules, daba la impresión de estar esculcándolo hasta lo profundo de
ules, alto, musculoso, con una barba bien cuidada y cabello castaño, con su imponente presencia inte
iba a apartar su mano, pero la vio tan vulnerable que terminó permitiéndoselo. Además, le causó curiosidad sentir de nuevo esa especie de corriente eléctrica e
incoherencias, no pud
l golpe en tu frente o ya lo estabas? -espetó molesto y con un gesto de
la intensificó su agarre, tomándolo con m
ntras su rostro palidecía más-. Acompáñeme hasta que vengan por mí. Tengo mucho miedo de qu
ñora de servicio, no supo que era tener un padre afectuoso, no se le dio esa dicha, siempre se comportó indolente e inclemente con ella, jamás le había dado el mínimo indicio de amor, todo era para Lynnet, e
mala ¿Verdad que soy buena? -decía como si es
imiento, incluso ni siquiera tenía ningún interés en quedarse, "¿Por qué debería hacerlo?" se preguntó, sintiéndose irritado, le tenía sin
l asiento de nuevo, con ese gesto la hizo golpear, la chica profirió un gemido de do
un poco de desconcierto al ver en la pantalla de su teléfono
belleza, pero como su único objetivo en la vida había sido la venganza, la rechazó, ella terminó casada con su mejor amigo, quien se encontraba e
preocupación, para enseguida su oído se
er una emergencia no lo habría hecho, estoy avergonzada porque sé eres un hombre muy ocupad
e necesites. Dime ¿En qué puedo ayudarte? -preguntó tra
ón médica urgente. Me siento muy mal, no tengo a quien más acudir, mi esposo no está, solo puedo con
, por un par de segundos un atisbo de duda cruzó por su mente, se volteó a ver a la chica en el asiento sangrando, no había llegado
ez minutos y estaré a tu lado -r
ca en el auto ll
de voz de la chica era de angustia, pero él endureció el corazón, se negaba a percibir algún sen
sucedido, por haberte saltado el semáforo en rojo, has sido negligente. Ahora, no solo estás herida, sino también deberás pagar por los daños ocasionados a mi auto, no crea
te -, cuando vio la sangre corriendo en mayor volumen por su rostro, se sacó un pañuelo del pantalón sin ninguna ceremonia y se lo extendió -. Ten, colócatelo en la
cuentos infantiles de niños contados por su madre, suspiró con ilusión, pero enseguida, un intenso dolor de cabeza la acechó, al punto de hacerla perder el conocimiento una vez más, s
en todo el mundo para apagar la luz