icon 0
icon Recargar
rightIcon
icon Historia
rightIcon
icon Salir
rightIcon
icon Instalar APP
rightIcon

El cruel ultimátum del CEO, Mi ascenso

Capítulo 2 

Palabras:1281    |    Actualizado en: 07/11/2025

ina

erte de la humillación se sirvió una hora después, directamente a m

ollo cuando sonó el teléfono, su agudo chillido c

ina

o con malicia. Era Jimena. Debió haber conseguido mi

y profundament

sa cápsulas, no grano recién molido. Estoy tratando de a

americano de verdad. Eso significa dos shots de espresso, agua caliente vertida sobre ellos, no al revés, ¿entiendes? La crem

solo estaba pidiendo un café; esta

ió, su voz bajando de to

ndo antes de que pudiera añ

viaje en elevador fue una tortura lenta, cada campanada de un piso que pasaba amplificaba la presión. La máquina era una bes

hots de espresso, mi teléfono vibró

imena anda un

¿Un poco alterada? Estaba en pie de guerra, y él actuaba como s

asillo, empezó a sonar de nuevo. El sonido era frenético, insistente. Agarré la taza mientras caía

taba mirando. El teléfono había es

un chillido en el seg

te? ¡Pedí un simple café, no que volaras

ntarse -dije, mi voz tensa por la ca

a que es mi constitución? ¡La acidez probablemente ya está mal porque se quedó a

una mezcla de lástima, asco y una buena dosis de miedo. Esta era su realidad

alismo intacto, un escudo cont

ue se hizo hace solo unos segun

mano. Pero ella fue más rápida. Me encontró en el pasill

fé caliente se derramó por el borde, quemándome la piel. Gri

garrado. Tomó un sorbo teatral, luego hizo una mueca de ab

o de un rojo furioso. No había ni un a

ple entrega sin lastimarte. Voy a hablar con Mateo. La

caliente. Mis dedos se cerraron en un puño. Cada instinto me gritaba que borrara esa mirad

gina

razo, sus ojos desorbitados de terror. Me jaló física

dijo, con voz suplicante-. Es nueva. No

aba rogando. Era

rre en mi brazo se apretó,

espidan. Hará que nos despidan a todos. -Enfatizó las últimas palabras,

lenta sonrisa triunfante se extendió por sus labios. Había ganado. Ha

condescendencia-. Ya que lo p

del café que acababa

un poco sofocante. Creo que daré un pequeño recorrido. Para ver cómo trabajan los de abajo.

cientos de empleados. Era un lugar con estrictos protocolos de salud y seg

-, la cafetería es un área restringida para e

o en mi brazo, una súplica silencio

segura de que a Mateo no le importará. Después de todo -añadió, sus ojos

grasienta de amenaza. No era solo una amiga del dir

o -me susurró Marcos frenéticamente al oído-. Solo porque

hecho. Se suponía que estábamos construyendo una empresa basada en el respeto y la integridad. Lo

n sonido como de

gua el gato, desa

aderas se balanceaban c

ría les están sirv

un rastro de silencio atónito y el

l hombro, un último disparo de despedida d

Obtenga su bonus en la App

Abrir