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Mi corazón agonizante, sus votos crueles

Capítulo 2 

Palabras:1554    |    Actualizado en: 28/10/2025

vista d

esvaneciéndose en un rugido sordo en mis oídos. El mundo se s

detuvo silenciosamente a mi lado. La ventanilla bajó

osamente dulce. "Elías dijo que deberíamo

girándome para alejar

al a

palabras eran planas, frías y cargadas de una autoridad

de cuero. El auto olía al perfume caro de Kiara y al aroma familia

a alegremente, desabrochánd

reservaba solo para ella. Salió y rodeó el auto, abriéndole la puerta del conductor. Inclus

ra claramente no estaba acostumbrada a

iencia. Su mano descansaba en el respaldo del asiento de ella, sus ojos la observaban c

ra, su voz un gemido infantil. "Y c

ca del de ella, su brazo rozando su pecho mientras alcanzaba

el guapo multimillonario y su hermosa joven amante, enmarcados juntos en una imagen perfecta de feli

apagaba, la forma en que su mano cubría la mía en la palanca de cambios, enviando chispas por

de pelaje marrón cruzó

lante. En su pánico, su pie se hundió

rón mientras el auto viraba bruscamente, rompiendo la barrera de contención. Por una fracción

una velocidad que desafiaba el pensamiento, se lanzó sobre la consola, girando su cuerpo

uiera

a sol

ua helada se precipitó dentro del auto, un peso aplastante que

xtendió por mi pecho, más escalofriante que el agua del río. E

tambalearse y, sin pensarlo, Elías se había arrojado sobre mí, recibiendo todo el impacto en su espalda

necerse en negro, lo último que vi fue a Elías, una poderosa silueta contr

Kiara en s

ido de una máquina. Mi garganta estaba en carne viva, mi

un hospita

, tensa de ira y miedo. "¿Cómo que no saben por qué no

de esperanza se encendió en mi p

dición es... complicada. Encontramos algunos registros antiguos. D

y llorosa los interrumpió

Ki

ómo toda la postura de Elías cambiaba. La ira y la tensión se dr

ión. Simplemente se giró y caminó

midonadas, mirando al techo, y v

obre esa noche de hace cinco años

ompadecerme? Eso sería un destino peor que su odio. O peor, ¿se burlaría de mí? ¿Me d

de vidrio en mis entrañas. Sí.

r una revista de chismes en la sala de espera, acompañando a una "traumatiz

que nunca. No era un hogar; era un

era un concepto abstracto, sino una re

parte antigua de la ciudad. El fotógrafo, un hombre de unos sesenta añ

tó, ajustándose las gafas. "

l", dije, m

oca ligeramente abierta. "P

oz sin vacilar. "Solo h

e mi piel, pero mis ojos... mis ojos estaban vacíos. Todo el amor, el dolor, la esperanza y la d

na jarra de porcelana blanca y lisa. Era suave y fría a

ía ser enterrada junto a Corina. Era el

sped y mirando las nubes. "Si muero primero", había dicho Corina dramáticamente,

, me había reído. "Mejores amigas pa

dicho, entrelazando s

. Me arrodillé y tracé las letras de su nombre, mis dedos demorándose en su

a. "Siento haber tardado tanto en venir a verte.

n comenzaron a caer, silenciosas y c

que te abandoné. Pero no lo hice, Corina, te juro que no. Mi corazón... s

por mi mejilla y aterrizó justo

rré. "Ya voy. Podemos

se partió d

resonó en el silencio del

ido. Lenta, dolorosam

tado contra el sol poniente, estaba Elías. Sostenía

con aspecto aburrido e

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