La Esposa del Capo de la Mafia: Mi Dulce Venganza de Arquitecta
ía
iéndose en el espejo retrovisor. Mi vuelo no salía hasta mañana, pero el
l conductor me miró por el espejo. -¿Segura
odavía no. Irme ahora significaba dejar todo atrás: mi laptop con los archivos originales, mi pasa
voz encontrando un nuevo fil
us mentiras, y comencé la demolición. Saqué una caja de zapatos del fondo de mi clóset, la que estaba llena de fotos nuestras. Nosotros sonriendo
illante rasgándose fue visceralmente satisfactorio. Metí cada reg
con el motor apagado después de entregar m
do-. ¡Vamos a estar en la portada de la revista *Quién*! ¡Nuestro compromiso! Tenemo
ia de fondo. -Dile que elija una fe
ió a hablar por teléfono. -Tengo que irme,
staba bien. Simplemente asumió que yo estaba esper
rindando con copas de champaña. El pie de foto era un dardo envenenado: *Por nuevos comienzos
de nuevo. Un nú
lachada en los bordes-. Hubo un... incidente. Esteban vio la cobertura de noticias de la
espués de todo lo que había hecho, no me lo creí ni por un segundo. Esto no era un colapso; era una es
e -agregó Noé, con una nota de genuino disgust
tación, un intento de activar el viejo reflejo de l
ía. Había muerto en ese es
o pesado en el auto sil
er la función. Y luego,