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El día de su boda, la venganza perfecta de ella

El día de su boda, la venganza perfecta de ella

Autor: Gavin
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Capítulo 1 

Palabras:1634    |    Actualizado en: 29/09/2025

vertí en el rey de la Bolsa Mexicana. Le enseñé todo, le di un

Escuché la voz que yo misma había moldeado llamarme su "

ue solo el

e construimos en memoria de nuestra hija que nació muerta, Esperanza. Estaba co

cara: "Quizá si no hubieras estado tan obsesio

uestra historia, incluyendo a nuestra hija muerta. Creyó que podía

é. Después de todo, es importante darle a un hombre un dí

ítu

llevaba doce años

recordaba cada v

una cantina de mala muerte en la colonia D

y sin un peso, peleando en combates clandesti

ecía un anima

s ojos, no solo de comida,

salv

indo

del tipo que podría dominar el mundo financie

e se l

s deudas y le dio

destripar una empresa para vende

dió r

a un niño prodigio de los fondos de inversión, e

s grande

ra ma

so en s

legó Kiara

lmente, con un rostro perfeccionado a base de bistu

ara, del brazo de Isaías, la había mirado de arri

, con la voz goteando una falsa reverencia-. I

n insulto cuidad

ando a Gloria en la tranquila soledad de su oficina

llí, sostenien

char esto -dijo, con una

ionó

ación. La voz de

vez cómo

suave y familiar. La voz

de una risa grave-. Mi hermosa,

ás? -insi

ieja que se cree mi dueña p

cada palabra un corte

, de su patético sentimentalism

un mausol

nmutarse, su rostro

dado un mundo con el que solo podía soñar

de la jaula, pero había olvidado

n terminó, Kiara p

es mío

plemente miró más allá d

do por dos hombres de seguridad. Llev

jo Gloria, con voz calm

to en el suelo y

aías, un caballo por el que había pagado millones de pes

agudo y feo que resonó

a oficina se a

ido de furia. Tenía una pistola en la

ctamente al co

a perra!

tola. Se encontró con sus ojos

al otro lado de la calle apuntándo

endo, pero é

ó, su voz un murmullo grave-. ¿Es este

era el chico que encontró en el callejón, pero to

ligroso. Pulido por el diner

masiado lej

drama, Isaías

intió l

, y los ojos de Isaías

ado de la sala de estar, donde una sección

estaba

aire, sujeta a un sistema de poleas, c

ó, su voz delgad

do, congelado, mientras la polea la bajaba lentame

e manera conversacional-, ella cae tres metros. El suelo es d

Kiara, su rímel corriendo

mente hacia Gloria, sus ojos ardiend

voy a

a pistola

de Gloria se materializaron desde las sombras del penthou

repitaba

, pero su mirada nunc

una sola mano

as armas

on las armas pero

ncia entre ellos en tres zancadas rápidas, sus movimientos fluidos e

so resonó en la si

yó al suelo c

agonía, y se derrumbó de rodil

de arriba, su expr

ó, su voz desprovist

el sudor perlando su frente, su r

r favor. Ella no tiene

-lo corrigió Gloria con calma-.

a salvo al suelo. Se liberó del arnés y co

rayéndola hacia sí, susurrando pa

intió una extraña s

eco d

a abraz

les dijeron que su hija, Es

silenciosa habitación del hospital, sus brazos

n la voz quebrada por las lágrimas-.

to del bebé. Incluso había comprado un pequeño caballito de madera

odas las demás, aho

do a Gloria con un dedo tembloroso-. ¡Isaías me lo dijo!

suspendidas en el aire

voz áspera. Sabía que esa era la ú

forma de absolver su propia culpa por no haber estado

rato en Dubái. Un trato que e

de nuevo, un sonido t

con dificultad, levant

su pecho como si

de darse la vuelta para irse, sus

de esto por el

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