Mi marido perdedor resultó ser multimillonario
, la desgracia se desató: la novia y su prima c
violentos romp
ravés de sus ojos llorosos, vio a su novio, Brad Davies, corriendo hacia el
izó su pánico. Extendió sus bra
igiéndose directamente hacia su prima, Maddie Gordon. Abrazándola con fuerza
ad, Kiera gritó hasta que le ardió la garga
garganta. Lo último que vio fue a su novio llevando a Maddi
ovia, pesado por la tela empapada, la hundía más profundo, sofocándola, com
gió hacia ella con movimientos firmes y decididos. S
o constante de unas manos presionando su pecho, hasta que una
io la luz del sol brillando detrás del desconocido que la ha
sincera, susurró: "Gracias... Enco
el. Su voz sonó baja, segura e inquebrantable. "N
chaban en medio del caos. Mientras todas las miradas estaban puestas en la conmoción,
abrió los ojos en una h
Brad no hab
su teléfo
tado a su lado, pelando una manzana con una ternura que Kiera no había vi
ue le rasgó la garganta mientras las lág
idiaban, unidos desde la infancia y compromet
ento hace cinco años. Brad había jurado esperarla, diciendo que el día en que ella regres
olarse en su corazón, y en poco t
chica se aferró a esa explicación. Incluso cuando él la abandonaba una y otra vez corriendo hacia la otra, Kiera se tragaba sus dudas
ido y se vio a sí misma como lo que realmente
su reflejo en el vidrio oscurecido: un rostro ma
la pantalla, como si así pudi
persona en la que se
os por la resolución en lugar de la vacilación, sus
el número de él y bloqueó todas las f
o por razones propias, pero nadie dijo nunc
: eso era lo qu
ojo intenso que abrazaba su figura, cada curva ex
esconocido que la había salvado: una ubicación que la
ándose se alzaban a su alrededor, cuyas siluetas dentadas
a piel para calentarse, y aceleró
abía un auto arrugado, con el capó destrozado y sin su emblema. El chirrido d
huellas en el piso. Era alto y sólido. Se quitó los guantes, y l
golpeó el rostro, revelando cada ángulo afilad
nto. Ese hombre era p
eno, con una sonrisa elegante. "Buenas noches, señor S
rozada; ahora se presentaba una mujer de maquill
undo antes de desviar la mirada. Su voz
su respuesta fue suave
su mente aturdida apenas las había retenid
, bebiendo lentamente antes de volver a fijar su mirada en el
torció las manos y susurró, vacilante pero dec