La traición de él, la promesa espectral de ella
ando de forzar el aire a sus pulmones. El dolor era tan intenso que
ella regresó a la mesa tambaleándose, su e
instante, sus manos revoloteando sobre sus h
el pecho? -preguntó, s
ando en su garganta. ¿Cómo puedes sentarte ahí, profesando tu am
una respiración
ió, su voz tensa-
ido, pero la ayudó
sa. Necesit
cer bromas, llenar el sofocante silencio en el coche, pero Sofía solo miraba
guntó finalmente, su
plano-. Solo pensaba e
lajó vis
? ¿De qu
a a su esposa que la amaba, pero en secreto estaba enamorado de otra persona. Pensó que podría ocultar
estiró y tomó su mano, su agarre casi dolorosamente fuerte-. S
se sentían como puñales. Cada sílaba era una m
que guardaba para el "trabajo", vibró en
ías co
xpresión se tensó mientras e
mente-. Una emergencia en la oficina. -Detuvo el coc
en silencio y
oche se alejó a toda velo
e dijo al conductor,
a observó desde la distancia cómo él salía. La puerta principal de la villa se abr
al cuello, y se besaron, un beso largo y a
ena, su voz un ronroneo juguet
n con una mirada de pura lujuria
ido como pude
oche -susurró Ximena, tiran
rasero y, pronto, el coche
a, pero verlo con sus propios ojos era un tipo diferente de dolor. Era una ag
a vez juntos. Él había sido tan gentil, tan reverente. Había insistido en esperar hasta la noche de bodas, diciéndole que e
ica, como si nadie más en el mund
n lo había de
miró por el es
a. Le pasó una caja de pañuelos a Sofía-. Mi esposo también tiene una por
sus nudillos blancos mi
un sonido crudo y rot
esta vez para sí misma, un voto
un robot. Reunió cada regalo que Damián le había dado: la ropa, lo
inistrador d
o, su voz desprovista de emoción-. Done l
y se había ido. Los armarios est
con sus propias cosas, los pocos ar
. Damián estaba allí, empapado por la lluvia que
llar? -exigió, su voz resonando