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Su Amor Cruel, Mi Corazón Roto

Su Amor Cruel, Mi Corazón Roto

Autor: Gavin
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Capítulo 1 

Palabras:1202    |    Actualizado en: 19/08/2025

o Garza. Y su sustituta. Esta noche, recibí una bala

on la herida infectada y ardiendo en fiebre, porque la mujer

, la abrazó con un amor

de arriba ab

az que cargue

vendaje asomando por mi cuel

perando? Ve po

o maletas

aminado con una preocupación que rayaba en el pánico. Cuando yo recibí una bala por él, a

í otra piedra negra al frasc

cada vez que él me lastim

tuviera lleno, lo d

iedra número tresci

staba casi

ítu

ta y cinco días, fui la guar

susti

era simple: protegerlo, y cuando estaba borracho o de mal humor

la

eseo cuando se apretaba contra mí

a a la cara en

e yo tuviera un rostro con un setent

e no fue

quisición hostil, la herida en mi hombro todavía palpitaba con un dol

ndro Garza n

el alcohol. Se tambaleó hacia mí, su podero

ndo el camino bajo mi camisa, sus d

un dolor agudo

ndo, su ceño fruncido no por p

ordenó, su voz

su escudo más leal. No se me permitía

endo el mío. El peso sobre mi hombro era

ina del dolor, miré

ando en ell

to el corazón y había desaparecido hacía dos años. Era la hija de la familia Elizondo, una pareja

lla lo

encont

aldas que se

igo en una fiesta, su voz goteando desdén. Yo estaba d

grasientas deslizándose por mi espalda. Busqué a Alejandr

no en su copa, sus

entemente alto para que yo lo oyera-. Una

mano helada me est

n que descubrí mi

ienta y golpeada. Me dio un hogar, un propósito. Nunca preguntó por la extraña marca de na

un nuev

iando mi rostro bajo la tenue luz de su estudi

n nuevo comienz

ngenu

la" sonaba como "Clara"

pelear, a disparar, a matar. Coleccioné cicatrices en mi cuer

ión, borracho y con el corazón roto, m

uando nuestra

su comodín físi

l, si me sacrificaba lo suficiente, él

l. Profunda, de

de fotos de Clara Elizondo. En cada foto, ella lucía una sonrisa radian

collar de diamantes, con un

Carla. Era

u aniversario, el día an

jó, para usar ropa que ella podría haber usado, pa

una broma. Una fantas

irme. Lo ama

edé, esperand

hablar por teléfono

recogí. Leal, obediente. Sabe sentarse

resonaron e

pe

a y compré un simple frasco de cri

qué una pequeña p

primera cicatr

cada vez que me usara como sustituta, por cada vez que

o estuviera lle

que me dio, y ent

ara recordar a otra mujer, sentí que l

te se filtró a t

o, pero el dolor en

añadiré otra piedra al frasco. La

staba casi

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