El Secreto de la Niñera, La Venganza de la Esposa
, cada preferencia, cada capricho. Usaba estos detalles como armas, creando una jaula
ado un recordatorio de la amarga mentira que
trara a mi hijo. Para eso, necesitaba quedarme dentro de e
jo Cristián después de la cena, su teléfono iluminándose en su mano. Vi
té, mi voz ligera.
la máscara de preocupación volviera a su lugar. "Es Javier. Su rasguño del otro día se
tan descarada,
a contigo?", preg
s parecido tan cansada últimamente. Yo me encargo". Se inclinó y me besó la frente, un g
rta se cerró, estaba a
nte. Era el coche de Cristián, estacionado afuera de "Cielo", el restaurante más exclusivo de
a tercera foto mostraba a un mesero presentándole a Casandra una botella de vino, la cosecha que
iraba las imágenes. Le estaba
vino e
illas. Sostenía una pequeña caja. Dentro estaba el collar de diamantes que había visto en el cajón de s
atrimonio. A Casandra.
egría sorprendida. Asintió, y él le puso el collar alrededor del cuell
o trazando la línea de su mandíbula. Él sonrió, una son
elta: "Me quedaré c
presión una caricatura de preoc
nte la noche para observación", dijo, su voz casual,
teléfono vibró con un
s quieren mantenerlo aquí durante la noche.
vier... ¿estaba Javier con ellos? ¿Era el... el n
número de Javier. Tenía un pe
egundo timbre
nde estás?", pregu
jo alegremente. "Est
la porcelana, el bajo murmullo de la charla del restaurante. Y luego, la voz de Cristi
vier rápidamente. "Papá dice qu
ea se
aló de los dedos entum
yas rodillas raspadas había besado, el niño que amaba con cada fibra
e partió el corazón. Una del hombre al que había dedicad
suelo. Las lágrimas no venían. Solo había un vac
un equipo. Y Javier no era un
menzó a crecer en el vac
hijo. ¿Qué le habían hecho? ¿Estaba a salvo? ¿Era amado?
da en la oscuridad, hasta que