Mi esposo, mi enemigo
vavidas en la oscuridad-. ¿Estás
-dije, las palabras
-. ¿Un ataque al azar? Puras pendejadas. Esto
tenía que confirma
unté, pensando en el teléfono desechable, en
callado u
estar equivocado. Por tu bien. -Suspiró-. Y porque te he amad
vida diferente, un camino diferente, pasó ante mis ojos. Una vida
mance -dije, con la vo
ntes, un sonido
s un desastre. La venganza
. Necesito s
uesto mejor amigo, estaba dentro. Era la única persona en la qu
a. El entumecimiento comenzó a retroceder, reemplazado p
atizada. Franco era una presencia constante, colmándome de regalos y afecto. Flores, joya
su voz un bálsamo relajante que ahora me ponía la piel de ga
otra mujer en su ropa. Un aroma barato y em
estaba impregnada del aroma de mi comida favorita, pollo rostizado con ro
el estudio, grita
fran por lo que le hicieron! -Estaba hablando de mis atacante
das en mi teléfono. D
ció, reemplazada por una mirada de puro alivio y am
teléfono. -Enterró su rostro en mi cabello, inh
a en sus brazos
ntó, su voz suave, pero
a -dije, con l
i voz más fría de lo que pretendía
estello de pánico en sus ojos antes d
su voz herida. Me tomó el rostro entre
tir
dijo, su voz bajando a un
nuestro futuro, de todas las cosas que haríamos juntos. Era un maestro a
tómago era un nudo
uevo. Lo miró, un movi
ncia en la oficina. Un servidor se cayó. Tengo que
rgo y persistente q
de que te des c
cerró, la máscara del esposo amoroso se cayó
detectables por toda la casa. Un regalo de desped
su ubicación hasta un elegante y moderno condominio al ot
ue César había logrado
a Ba
lena de costosos reflejos rubios. Su cuerpo estaba tonificado y esculpido por entrenadores personales. Llevaba una bata
aba en l
ndo su cuello con los brazos-.
rajo más cerca, su mano de
dijo, pero no había
mandíbula-. ¿Temes que la contamine con mi salvajismo? ¿Es eso,
riento y brutal que no se parecía en na
habitación entonces, salta
jo que me traerí
a genuina y sin defensas
es, c
uegos de edición limitada. La misma que yo había mencionado q
o, un sonid
al niño, lo suficientemente alto para
nido resonó en la casa vacía y silenciosa. Mi casa. A la
ia completa y paralela. Amaba su salvajismo. Amaba mi pureza. Era un colecc
o que me dejó sin aliento.
asada con él. No, ni siquiera eso. Solo era una convenie
dinero. Tení
u mundo hasta