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Mi esposo, mi enemigo

Capítulo 3 

Palabras:1188    |    Actualizado en: 15/08/2025

vavidas en la oscuridad-. ¿Estás

-dije, las palabras

-. ¿Un ataque al azar? Puras pendejadas. Esto

tenía que confirma

unté, pensando en el teléfono desechable, en

callado u

estar equivocado. Por tu bien. -Suspiró-. Y porque te he amad

vida diferente, un camino diferente, pasó ante mis ojos. Una vida

mance -dije, con la vo

ntes, un sonido

s un desastre. La venganza

. Necesito s

uesto mejor amigo, estaba dentro. Era la única persona en la qu

a. El entumecimiento comenzó a retroceder, reemplazado p

atizada. Franco era una presencia constante, colmándome de regalos y afecto. Flores, joya

su voz un bálsamo relajante que ahora me ponía la piel de ga

otra mujer en su ropa. Un aroma barato y em

estaba impregnada del aroma de mi comida favorita, pollo rostizado con ro

el estudio, grita

fran por lo que le hicieron! -Estaba hablando de mis atacante

das en mi teléfono. D

ció, reemplazada por una mirada de puro alivio y am

teléfono. -Enterró su rostro en mi cabello, inh

a en sus brazos

ntó, su voz suave, pero

a -dije, con l

i voz más fría de lo que pretendía

estello de pánico en sus ojos antes d

su voz herida. Me tomó el rostro entre

tir

dijo, su voz bajando a un

nuestro futuro, de todas las cosas que haríamos juntos. Era un maestro a

tómago era un nudo

uevo. Lo miró, un movi

ncia en la oficina. Un servidor se cayó. Tengo que

rgo y persistente q

de que te des c

cerró, la máscara del esposo amoroso se cayó

detectables por toda la casa. Un regalo de desped

su ubicación hasta un elegante y moderno condominio al ot

ue César había logrado

a Ba

lena de costosos reflejos rubios. Su cuerpo estaba tonificado y esculpido por entrenadores personales. Llevaba una bata

aba en l

ndo su cuello con los brazos-.

rajo más cerca, su mano de

dijo, pero no había

mandíbula-. ¿Temes que la contamine con mi salvajismo? ¿Es eso,

riento y brutal que no se parecía en na

habitación entonces, salta

jo que me traerí

a genuina y sin defensas

es, c

uegos de edición limitada. La misma que yo había mencionado q

o, un sonid

al niño, lo suficientemente alto para

nido resonó en la casa vacía y silenciosa. Mi casa. A la

ia completa y paralela. Amaba su salvajismo. Amaba mi pureza. Era un colecc

o que me dejó sin aliento.

asada con él. No, ni siquiera eso. Solo era una convenie

dinero. Tení

u mundo hasta

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