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Mi Rival, Mi Única Esperanza

Capítulo 3 

Palabras:1159    |    Actualizado en: 30/07/2025

de un azul profundo y fascinante. La historia de amor de

r comenzará en cien millones d

é mi p

mill

recorrió l

a se alzó al otro

s -la voz de Alejandro

staba a su lado, con los ojos muy abiertos por una sorpresa fingida, aunq

llones -dije de inm

ones -contraatac

duelo. Ricardo, Darío y Javier bajaron silenciosamente sus pale

latiendo con fuerza. Esto era una parte

. Estaba disfrutando esto, la humillación

n la puja por un cuadro que deseaba desesperadamente, solo para dár

illones -dije

ndro

mil

uplicar el precio, una suma imposible destinada a a

do. El mar

ejandro del Monte por

os y victoriosos. Se inclinó y le susurró algo a Isabe

n a mi lado, sus voces l

to mucho

n mon

n los ojos fijos en Alejandro. No le permitiría t

-dije, mi voz

rcó un

¿Y qué me

ije-. Doscientos millones d

brillando de codicia. P

tá a l

e un preci

ajo, una luz cruel y

. -Se inclinó, su voz un susurro venenoso destinado solo para mí-. ¿Lo

bservaba, susurrando. Mi cara ardía. Pero el coll

hice lo impensable. Me arrodi

risa de Alejandro se ensanchó. Había ganado. H

palabra sabiendo a ceniz

el personal de la subasta le trajera la caja. La tomó, la abrió y sostuvo el h

la delicada cadena. Los zafiros de valor incalcula

había destruido. Había destruido el recuerdo de

ro de mí

na bofetada en la cara. El sonid

truo!

rar de inmediato, c

etando a la víctima, como siempre. Pero entonces hizo algo inesp

ndro, no quiero vivir! -chilló, un

un piso a una terraza de abajo. Una ar

co. La gente gritaba. Ale

de la barandilla a sus brazos mientras ella se "desmayaba"

siseó, su voz llena de a

arraron de los brazos, arrastrá

una habitación privada de un hospital. A

adenado un episodio severo relacionado con su rara condición cardíaca. Necesita una tran

nde iba esto. Mi tipo de sa

l en la cama del hospi

mi culpa. No debí molestarla.

ó. Sus ojos fríos

Esa noche, su equipo de relaciones públicas ya estaba difundiendo la historia. *La cruel heredera Azale

gaba, era un monstruo. Si aceptaba, me sometía a su voluntad.

voz temblando de

do esta ronda. Mientras las enfermeras preparaban mi

ue solo él pudiera oír-. Te maldigo a ti y a esa

lo se

rías sentirte honrada de que tu sa

i visión empezó a nublarse. Mientras me deslizaba hacia la inconsciencia, mi men

tro que estaba

ración en mis labios mientras la

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