El Precio de la Bondad Perdida
ió de entre la multitud, Alejandro. Levantó la barbilla con a
reguntó uno de los hacendados, su voz te
uego se volvió hacia Alejandro con una expresión de
on voz triunfante. "¡Ustedes, idiotas ciegos, ni siquiera r
e transformó en asombro y esperanza. El Charro Negro era una leyenda, un jinete mítico
or de Alejandro, los halagos y la
lejandro,
guien poderoso ve
, nada malo pasará!", prometió Alejandro
que trabajaba para su padre. Apenas sabía montar a caballo, y ya estaba usando el nombre de su familia para eng
Elvira casi podía prever la desesperación que sentiría
u tono casual y burlón cortó el aire de adulación. "¿Por qué no nos
a Alejandro, cuyo rostro se puso pálido como el papel,
rrogancia vacilaba. "¡Solo eres una peon
, tomó un lazo del suelo y se lo arr
ó, acercándose a Elvira como una furia. Le clavó las
líder, es alguien a quien una basura co