Adiós, Amor Traicionado
de mariscos en la mano. La vergüenza y
amudeó, retirando el plato rápidamente. "Llamaré al coc
ho. Me trajeron un estofado de ternera, un plato que nunca me había gustado. Él ni siq
"Me siento un poco cansada," dije, dejando los cubi
se. "Mañana es mi cumpleaños. Espera
l regalo perfecto para él. Un reloj de bolsillo grabado a m
a pero distante, evitando cualquier mención directa a una celeb
ancia que había puesto entre nosotros. La seguridad que siempre había teni
nada para mí?" preguntó,
a la noche al lado de Valeria, admirando el simple pañuelo bordado que ella le había regalado, mie
que me sorprendió a mí misma. "Con todo lo
rajo. Era un golp
mo recurso. "Bueno, al menos acompáñame mañana a ele
estaba en otro lugar. Necesitaba ropa nueva, pero no para
trajes, yo observaba cómo, de reojo, le pedía al sastre que le mostrara también algunas telas finas, sedas d
legí telas gruesas, lanas y pieles. Ropa práctica y
preguntó Ricardo, frunciendo el ceño. "Deberías eleg
tañas después de la boda. Necesitaré algo qu
atención a las telas para Valeria. "Después de la boda, tendremos
ecas, vacías. Ya no sig
rviente de la casa de Ricardo entró corriendo
s la señorita Valeri
ra, sin una mirada hacia mí, dejó todo y salió corrie
erdaderas prioridades. Me quedé sola en la tienda, rodeada de telas finas y prome