Mi bebé, su traición
asales. Estaba en una habitación de hospital, otra vez. La luz blanca del techo me lastimaba los ojo
a entre las manos. Cuando notó que estaba despierta, se acercó rá
espertaste. Me tení
arté con la poca fuerza que
siada presión" . Acarició mi cabello. "Te prometo q
para no tener que mirarlo. Necesitab
" , susurré. "
Estaré aquí afuer
ente. El silencio era un alivio. Pero no duró mucho. Escuché voces
Carolina, con un tono qu
ncionó, aunque quizás demasiado bien" , respondió Ricardo. Su voz
pasa algo antes de que firmemos los
rece. Pero tenemos que acelerar las cosas. El
la voz de Carolina,
nosotros, Ricardo? ¿
libres. Y nuestro hijo ten
s profundo que cualquier otro que hubiera sentido, me atravesó. No era solo una traición, era un reemplazo
, sola. Tenía una sonrisa triunfant
a. Siempre t
acarició el vientre, que ahora noté que e
do por ti. Pero no te apure
la traición de la mujer que llamé he
ré decir, mi v
mío. Tu talento, tu vida, tu hombre. Siempre
lanzarme sobre ella, pero mi cuerpo no respondió. Ella se
entes. Está
Carolina sobre mi pecho, vio mi rostro lleno de lágrimas y rabia. Por un
no lo
ón fue clara. Se acercó a Carolina y la
aro. No val
oba. En ese instante, todo el dolor, toda la humillación, toda la tristeza se evaporaron, y en su lugar quedó un vacío helado.
uién se habían metido. Miré sus rostros sonrientes y juré en silencio