Chef de Corazones Rotos: La Receta de la Venganza
piel y me secaba la garganta. El caos del servicio de cena rugía a mi al
s!", le supliqué, con la voz rot
a de impaciencia y furia. Sus ojos no me veían a mí, veían a travé
No seas dramática. Es solo una ce
tigua ama de llaves de mi familia, había fingido un ataque de pánico después de que le señalé q
n la desesperación arañando mi gargan
a, un sonido que hizo eco en
in familia ni conexiones. N
oprimiéndome el pecho. El estrés, el dolor y la temperatura extrema se unieron en un golpe br
aire. Estaba en una clínica privada, sola. Una venda gruesa cubría mi brazo de
s. No había preocupación en s
ro que esto no se filtre a la prensa. Podría dañar la reputación
azo quemado, ni el hecho de que casi m
la Riviera Maya", añadió, como si unas vaca
El hombre que amaba, el hombre por el que había ocultado mi identidad
a mía, fría y firme. "No quiero tu viaje. No te quiero a ti.
estro hogar. El aire olía a jazmín y a mentiras. Encontré a Patric
de alacranes", me dijo, sin mirarm
de eso, me encerré en la habitación de invitados, con el c
hé su voz, un susurro íntimo que destro
mo con locura. Si tan solo
Lloré en silencio, ahogando mis sollozos en la
Él le servía chilaquiles, mi plato favori
l se convirtió en cenizas. Saqué mi teléfono
voz firme. "Prepara lo