Sofía: ¿Hija o Cenicienta?
stura clandestino, el estruendo de la tormenta ahogaba el zumbido de las máquinas de coser, el air
nes, estaban llenas de pequeños callos y cicatrices de aguja, pero eran manos que podían crea
de vestidos a medio terminar, había una carta, el sobre era caro, el papel grueso, y llevaba el sello
Vargas, la hija biológica de Ricardo y Patricia Vargas, secuestrada hacía quince años, la
ubo lágrimas de alegría, no hubo abrazos desesperados,
o por la lluvia, su postura tímida, su hermano biológico, Carlos, se mantuvo a distancia, con una expresión
que ella dejó, sonrió, una sonrisa que no llegó a sus ojos,
egla estricta: cualquier gasto superior a 50 pesos debía ser aprobado por su padre, era
a", le dijo su padre, Ricardo, con un tono cond
deció cada regla, sonrió ante cada humillación, creyendo que era
a Profesora Elena, le había conseguido, se lo contó a sus padres, es
ía que sonó falsa. "Si te quedas, te haremos una gran fiesta de
rró a esa promesa como
seño, una tormenta torrencial, la peor en décadas, azotó la c
zón en un puño, se
a un taxi", suplicó. "Si no, n
recio, su rostro se cont
que sale el dinero? ¡Siempre pidiendo, siempre necesi
ncioso salón, la mejilla de Sofía ardió, p
dre. "¡Camina! ¡Así reco
fía corrió, con las lágrimas mezclándose con la l
justo cuando estaba a punto de entrar, sus ojos se fijaron en una p
estaban
fam
o, un famoso diseñador de modas abrazaba a Valentina, la cámara enfocaba los di
n s
entina le había rob
para la joven promesa, Valentina Vargas, quien, con la inspiración de su fami
Sofía se h
as de humildad, el amor que tan desesperadamente
e sostenía en sus manos temblorosas y la rompió en mil pedazos,
ono, sus dedo
un n
me, una voz que ya no era la de una niña asusta