Cinco Años, Un Corazón Roto
Ricardo se extendió por el
estaban a Lucía y había recibido un golpe en el brazo por
a Sra. Sánchez, la dueña de la tienda de
a su lado, preocupada, curando sus heridas,
que no se hubiera roto el brazo, porque
también me cuidaba. Si me cortaba un dedo cocinando, él entraba en pánico. Si
virtieron en mi exclusiva responsabilidad. Sus ascensos en el traba
r el carrito de comida, sino por lavar su r
mis manos. Dejó
a, fui al mercado principal. Saqué la lista
r. Un juego de pinceles de caligrafía para mi papá,
endedor de telas, un hombre amable
una sonrisa genuin
lle. Me estaba mirando. Su expresión era de pura s
a darse cuenta de lo que
a que vender el puesto de comida, la casa, tod
enseñado a ser fuerte. Y usaría esa fuerza para volver a mi ve
r, un par de matones locales se acercaron. Er
ota," dijo el líder, con
us "asuntos importantes" como para saber que su esposa tenía que lidiar con la escoria de la ciudad pa
on calma. "Aquí t
iba a entregar, una
Rica