Sangre y Mentiras: El Doctor Traicionado
mavera en
de su matrim
lo descubrió que su esposa, Lucia
én tejida en su piso del barrio de Triana, él estaba
es, apenas despeinada, lo mi
sculpa. "Máximo, lo siento... de v
lla rápidamente. "No, no te preocupes, no hay
do, sentía la obligación de consol
ronca: "...No pasa nada, Luciana. Tenemos toda la
cogió su chaqueta y, como las 99 veces an
diferente. Esta ve
llevaba tres horas rompiendo el
esbelta de su esposa. Bajo su luz, cada centímet
mplemente no sentía deseo
una corrección exquisita. Si por accidente l
ó los diente
pá, lo he pensado bien. Ayúdame a encontrar una candidata adecuada para cas
la peor opción. Pero tú estabas ciego. Divórciate de ella cu
tas a darme un n
do, lo ha
a vista y vio a Luciana en
su puesto en el hospital. No
despacho cuando una enfermer
una lesión lumbar grave. Su acompa
gencias, pero se detuv
al herido con tanto c
de hombros anchos y cintura estrecha, con un físico
erá nada grave
quí", le susurraba
una mirada de r
or insistir una
rozó la nar
emoción. La próxima v
lor marfil de hacía tres horas,
oscureció y sus manos
a al ver a Máximo. Rápidamente, apar
¿qué ha
siguiera siendo la espos
a boca, su voz
nde se supone qu
uesta, Luciana tardó un
ías el d
tenía una emergencia,
posó en el otro hombre.
apresuró
ra mía de la Guardia Civil que fall