Soy La Maestra de Ceremonias de Tu Infierno
e necesitaba una nueva medicina, una muy cara i
a el alquiler y la comida para mi
n préstamo a la dueña del
ti? ¿Con qué garantía
ajo, sus sonrisas insinuantes. Entendí el precio que querían cobrar, y
mis pies sangraron, hasta que mis pulmones ardieron. Pero los
bre se me acercó. Era viejo,
ita", dijo, su aliento caliente en
a. El sonido de las moneda
acer?", pregunté,
i casa. Solo par
a bolsa de monedas. Era la medicina de
en
sentí una mirada sobre mí. Me giré, pero
riento. Apenas cerró la puerta, se abal
Pagué por t
i vestido, la puerta s
bral, su rostro era u
tampó contra la pared. El sonido de huesos rompiéndose
ho subiendo y bajando con rabia. Sus ojos recorrier
ños, vi algo más que odio
.", su voz
no por miedo, sino por la humillación absoluta, po