Renacida en Santiago: No Más Farsas
upo se había puesto nervioso. Murmuraban, miraban sus relojes y me lanzaban mirada
que no había sentido en mucho tiempo. Sofía, la guía en prác
ra de esto?", susurró.
fía", le dije en voz baja. "A vece
o exagerado, sin rastro de cojera. No venía sola. Traía una bolsa de tela ll
sa, ignorándome por completo. "¡Amuletos de la suerte p
el alivio evidente en sus rostros. Máximo
ando en todos", dijo él, aceptando una
ara la foto de rigor que Máximo se encargaba de sacar con el móvil. Cada foto, cada selfie
an bien en la Plaza del O
ando por fin se colgaron las conchas al cuello y se
o les había dado esa mañana. Lo desdobló con man
... dice que desde aquí se tardan... se tardan
us relojes. Eran casi las cinco de la tarde.
Scarlett flaqueó por un instante. El peso de la