Renacida en Santiago: No Más Farsas
a comparado con el hielo que sentía en el pecho. Era aquí, en este mismo pun
indiscutible de nuestro grupo de jóvenes peregrinos, se había des
. Me duele demasiado.
había plantado delante de mí, con los b
la. ¿Qué clase de guía e
aban con desaprobación, susurrando entre ellos. Me llamaban "La Inqui
o pendía de un hilo. Los obligué a seguir, casi arrastrándolos, para llegar
ión, mientras el resto del grupo brindaba, ella se me acercó con una sonrisa torcida. Lo siguiente que s
nvirtió en una víctima mediática, una pobre peregrina abandonada por una guía cruel. Mis padres, altos funcionarios de la Oficina de Turismo
ces, de
ruce peligroso cerca de
tió Máximo, su voz resonando con
explotara, que los forzara a cam
erto apuñalada en un callejó