Fuga a Buenos Aires: Salvar a Mi Bebé
ás, con sus manos rodeand
estros hijos, pateando. Quiere
inos más caros. Apoyé mis manos sobre las suyas, forzando una sonrisa. Durante años, e
besando mi cuello. "El legado de la bodega está as
sposo. Él era Javier Álvarez, el carismático dueño de una de las bodegas más prestigios
compartido,
entando que mi voz sonara feliz. "Pero me gustar
r se
ejor ginecólogo de Sevilla? No hay n
opa de jerez, su rostro per
iño. Todo está
ervé una cita en una clínica diferente para la mañana siguiente, una pequeña consulta en un barrio mo
na mujer amable de mediana edad, pa
nrisa. "Un bebé muy sano y
zón se
deé. "¿Está segura? Mi méd
visó la pantalla de nuevo, mo
. Es solo uno. Un niño p
en un zumbido lejano. Gemelos. La alegría desbordante de Javier. La insistencia
mío. El segundo