El Costo de la Codicia: Una Segunda Oportunidad
El señor García y Miguel me miraron, bo
amudeó Miguel, «eres l
a perder mi tiempo ni mis recursos en alguien q
cé a limpiar mis herramientas. Era una clara
o un buitre que huele la
sa encantadora, fin
arcía? ¿Miguel? ¿Po
i actitud, se giró hacia ella. «Tu prima se
o reproche y luego se centró en el
nme echar un vistazo. Seguro que es solo un hongo común. Con u
igrosamente simple. Pero era exactamente lo q
dijo el señor García, lanzándome una última mirada d
ó por el pueblo
a prodigio, se ha
s García en su
El éxito se le ha s
y dedicación, se desplomó en cuestión de horas. Isa
esionar a su padre, mi tío Don Alejandro, el director de la bodega. Aspiraba al
ntró en el laboratorio. Su rostro carismá
has hecho?», dijo,
Su contacto me
arreglar esto. Ve a disculparte con los
rera. Pero yo sabía la verdad. No estaba protegi
frutando del desconcier
abó, J
De qué h
mo el acero. «Y no te molestes en