La Jaula de Los Olivos de Mi madre
te de salida, pero necesitaba dinero. La finca apen
r, me había hablado de unos ahorros. "Para cuando necesites volar, hijo. Que nadi
ahora tenía
odio y un silencio sepulcral. Carmen y yo apenas hablábamos, per
había una pequeña caja de metal. Dentro, había una libreta de ahorros y una cantidad de di
jos se iluminaron. La libertad
e solo lo imprescindible. El Tío Manuel nos ll
Sevilla, al sur. Le daría su parte del dinero para que pudiera matr
Esperamos a que Isabel se durmiera. El crujido
aleras en silencio. Estábamos a punto de abrir la p
pie, con un camisón bla
eéis que vai
rradora. Debió de oírnos.
erminación en nuestros rostr
rostro se contrajo en u
¡Después de todo lo que he hecho po
no nos afec
os con ella. Agarró una caja de cartón donde guardaba nuestros recuerdos de
una botella de alcohol de quema
uertos para mí", declaró, con
ó una c
s no necesita
, consumiendo nuestra infancia en segundos. El olo
cie de letanía fúnebre, dando
tierro a mis hijos. Que sus a
emencial. Carmen empezó a temb
le susurré
la puerta. Sus gritos y su canto mac
! ¡Ojalá os murá
ramos
inal del camino, con el motor d
la silueta de mi madre bailando alrededor de las lla
eza. Solo un i
os l
armen en Sevilla, en la puerta de su nueva escuela.
e, herm
mbién,
ia el norte, hacia el País
n fue llamar a Sofía. Le conté todo. Su voz
bién me voy. A estudiar enología a La Rio
o. Quizás, solo quizás, el futuro