La Esposa Tierna decepcionada
sa! ¡Mira lo que le h
e nuestra habitación. Me había seguido escaler
jé, Alejandro.
tó como si fuera a golpearme, pero se contuvo en el último segundo. El aire crepitaba con su violencia c
serviría? Él ya hab
í sin mi permiso. No te acercarás a Isabel. Y ni se te ocurra
las empleadas, leal a él, como carcelera en
una silla de ruedas, riendo juntos. Veía cómo le llevaba flores, cómo le leía en voz alta
entía como un fantasma en mi propia vida, observando de
mi oportunidad. Salí sigilosamente de la habitación y bajé
sconectado. Pero recordé un viejo
r casi por instinto. El corazón me la
otro lado de la línea. "He estado intentando l
to salir de aquí. Es peor de lo q
ónde estás? Ir
ero es complica
scapar, llámame. Estaré listo. Te
l océano de mi desesperación. Por primera v
, Javier.
ate, S
nsa. Alejandro entró en la cocina. No me vio. Abrió
leada se despertara. Mi corazón seguía acelerado,
abitación. Su humor había cambiado. Ya no esta
la cocina" , dijo, mirándome fijam
edé h
brutal. "¿Creíste que era estúpido, Sofía? ¿
d y lo estrelló contra el suel
mi voz temblando a pesar de mis esfuerzos por
alegría. "Tú eres mi esposa. La señora
la tonta que finge
as. Isabel y yo... tenemos una historia. Es complicado. Pero
no yo con e
rutar del apellido Lavezzari. Deberías estar agradecida" . Eva
. Me estaba volviendo loca, hacié
o es difícil. Pero Isabel se irá pronto. Solo necesita recuperarse. Una vez que s
Todo era
Coopera conmigo. Por el bien de la
n golpe bajo. Sabía que, a
a la única forma de sobrevivir. La úni
razo y salió de la habitación, cerra
lan de escape se había complicad
l brillo de una pantalla de móvil en la oscurid
ió una idea
tes que Alejandro me había regalado en nue
con una horquilla, una habilidad que había aprendido en mis
estaba sentada en un banco,
a" , s
a. "Señora, no debería estar
ete. Sus ojos se ab
ti" , dije.
do el brillo de los diam
cinco minutos. Y que m
a codicia ganó. Me entregó e
r. No contestó. Le envié
i única oportunidad. Espérame en la entrada de servicio
ono a Marta. Ella se guardó el brazale
ono, el que Alejandro había dejado en la mesita de
e. De un núme
nacido, zorra. Disfruta de tus últi
declarada. Y la batalla final s