La Justicia de Un Jugador
so. Candelabros de cristal colgaban del techo de madera, y en la mesa, tan larga que apenas
seda desabrochada un botón más d
irada solo se posó en su propia esp
albañil jubilado, gruesas y agrietadas, parecían fuera de lugar sobre el mantel de lino. Él había sacrificado su juv
te" que era mi novia Lucía por seguir conmigo, un simple repartidor
re, la verdadera
ió sobre la mesa. Dentro, fajos
?", propuso con una sonrisa depredadora. "Algo amis
Mil euros era más de lo que ganab
a con la mirada, det
daba que tú nunca tuviste cabeza para los negocios
e encogía en su silla, cómo su rostro e
de ver a mi padre agachar la cabeza, de sentirme pequ
abía transmitido todos los secretos del Truco, el juego del engaño y
silla al raspar el suelo fue e
uego,
endido. Luego, una carcajada g
gar, Mateo? ¿Con tu agu
nteniendo
los ahorros que tengo par
hizo más fuerte, co
os jóvenes. Siéntate, sobrino. Te ense