Venganza de La Heredera Locura
mia, el aire en Viñedos Valbuen
Fernando, me nombrar
da en la espalda, su sonrisa era t
la futura rein
odos en el salón p
a desde que éramos niñas,
a, Isa. Beb
ue en nadie. Tomé el vaso y bebí un largo trago, el
emasiado
e pegó a su otro brazo. Ella me sonrió, una
Isabela. Te lo
se sentía pesada. Las luces
aire," dije, inte
as no res
me sujetaron, u
llevamos a descansar," s
sonaba fest
erfume barato y a tabaco rancio de un hotel de carretera. Un f
la os
e, pero no al volante. El vehículo se precipitaba sin contro
beza. Nadi
e, cristales estallando. Mi mundo se redu
adas, atrapadas entre el
nsamiento claro y helado a
dio Elena. La s
sido