La Sombra del Pincel
, sacándome de mi trance. Era un número de
rita S
dico del hospital.
empeorado críticamente. Los tratamie
elo desaparecía
te experimental. Es s
nté, aunque ya sa
astronómica, mucho más allá de lo que el "salario" d
ano era ensordecedor. Miré mis manos, m
a, comencé
saje insípido
mi historia. La historia de mi dolor, de mi herencia oaxaqueña, de los
el café y la desesperación. Cada
gro. Necesitaba ayuda. Solo había
te
robo de Isabella. La poderosa familia de ella lo amenazó para que guardara sil
sde un telé
tú?," su voz s
o tu ayuda. Es
silencio al otro lado
ofía. La familia
pción, Mateo. Se
sa. Podía oír su r
mente, su voz apenas un
o años, sentí una peque
jó al sótano. No venía a recoge
de lo que yo ganaba en un mes. Se paseó p
ndo en algo... especial," dijo, s
costillas. Había escondido el polí
tro encarg
sonrisa que no ll
Huele a... ambición. A esa su
eto de un alebrije que había hech
s dedos, como
se vende, querida. Recu
go lo pisó con su tacón de aguja, molien
estruir ese pequeño pedazo de m
," dijo, dirigiéndose a la salida.