Promesas Eternas Ardido en Cenizas
to aniversar
esa en el mejor restaurante de
e a mí permaneció v
ono una y otra v
edianoche, me e
lgo importante sur
ue era
tenía nombr
l museo. La conoció esa misma mañana, mientras supervis
ó él mismo
e, Isa. Pura
ido llevarla a casa en su
cho de nadie, señor
vier, un hombre que lo tenía todo,
s de amor eterno escritas en pergaminos, una por cada
ilencio, volví
cea granadina donde
aba el día que me la dio, en una p
egría de mis d
a la llama
rugó, se volvió ne
a doce oportunidades
ma ardiera, yo
itado a una gala benéfica. A último momento, me dijo qu
naron de fotos de él. Estaba en la m
asi infantil. Él la miraba con una
a que me escribió en Granada,
ndangos, ardió en un
iendo de fiebre. La tormenta co
camino",
s, volví a llam
ntrar. Traía la ropa húmeda y
os", dijo sin mirarme. "Tuve que ir
andango se conv
n. Cada traición
ta, la
ue quemé fue la
lón. Faltaba el cuadro. Un paisaje de la campi
zón se
de está el cu
desde s
ado. Necesit
olgaba un pequeño boceto a carboncillo. Un
es encantador? Tie
las Bulerías, la letra que me escribió
s grande llegó co
ía una joya de mi familia: un mantón de Manila antiguo, bordado a mano por mi bisab
nzó. Yo leva
ubió el precio.
Ja
ntra mí. Miré hac
la sala, observando el ma
na cifra absurda, desor
o al señor
ron. Yo sentía
el mantón y, en lugar de venir hacia
ti", l
negó con la cabeza. "No puedo ace
jo. Impresionado por su recha
oculta entre
ptalo. Lo he co
nidad no es
un arrebato de ira,
e mi bisabuela a u
se tragó la sed
me metí en el agua helada. El frío me
apado y pesado. Lo ab
fuente. Él, con una extraña mezcla de sorpresa
o consumió la nove
uedaba
sión de Javier alcanzó un
su presencia fuera una constante
enc
scalera de mármol de n
rellano. Me sonrió,
entí un
caleras abajo. El dolor en m
ba a mi lado, con el rostro l
os mío! ¿E
fractura. Necesitaría ayud
Sofía Vega se inst
personal", anunció
miró con sus gran
ue la cuenta at