La prisionera quiere la Libertad
u voz falsamente débil. "Y creo que debería
vista. Alejandro la
do," intervino Álex, su tono gélido. "Si no lo haces, la
ilia fue suficiente.
o mucho lo que pasó." Cad
esitaré cuidados. Alejandro, creo que lo mejor será que m
r supuesto, Lori.
udará con nosotros. Espero que la
invasión, la humill
en la habitación de invitados prin
o, empezó a tratar a I
un té? Y asegúrate de que el agu
ecesita un poco de or
ba, y si Isa duda
Es lo menos que puedes hacer
andeja con el almuerzo a Lorena, esta
r los aires, y la sopa caliente
agudo, más de sorpre
uemaste! ¡Isabella, l
dose la pierna como si es
orriendo, alertad
monios p
¡Mira mi pierna!" lloriqueó Lorena, mos
. "No es verdad, Álex.
dilló junto a Lorena, examina
Isabella," dijo, volviéndose hacia ella c
plicas de ino
la llevó
on agua a calen
pezó a hervir, la
ageraba, ¿verdad? Veam
orizada. "¡Álex,
la e
ano al vapo
cucharón, lo llenó de agua hirviendo y lo d
arrador que se perdió en l
ortable, una agoní
toda emoción, "es para que aprendas a no
l suelo, acunando su m
ra el Álex que ella había conocido, ni siquiera