El Sacrificio Oculto de mi amor
a calma helada, solo encend
se oscu
ompra los condo
orden, su v
intió sin d
una mesita en el pasil
eña habitación, al
e antes era
Carolina llegaban hasta al
s, sus
do era un
iberadamente,
rolina palabras dulces, las mismas
Caro. Siempre
a puñalada en el re
ía perdido, de lo que él creí
entó en el bo
días felices
un café compartido en La Candel
, como una vida que per
niza de esos recuerdos,
ilencio to
n por sus mejillas,
hizo una
ía la úl
e lloraría por S
la Montoya dej
lla, su
nte, Carolina segu
que Santiago traía y des
por la casa como
a gran fiesta en su
osa, llena de gente im
dos vieran a
, Santiago no se
brazaba, le sus
, que servía las bebidas, relega
ados cuch
ella", decí
os, los que conocían la versión
l círculo social que
a humillación, mostró
una máscara de
, esta humillación pública, era solo un
nder sus emociones, a
, Carolin
na, supervisando que t
nfrontación, lá
ella apen
as algo,
neutra, cas
nrió, una s
contigo, Isa. Sé c
a no re
e que éramos niñas y jugábamos juntas. Tú lo tenías, y yo sufría en silencio. ¿Sabes cuán
sus acciones, pinta
esión, soltada
. Él no lo sabe, cree que fue una donación anónima de un hosp
nte, robándole a Isabella
recorrerle la espalda, p
lina era capaz
ó más, su voz aho
eaños para mí, que me lo cedas por completo. De
ltim
unciara a cualquier laz
ró fijamente p
DIRAN estaba a pu
te" era
ago ahora no
dijo Isabella, su voz a
sonrió, t
. Quería borrar cualqu
Santiago entra
, se giró hacia las escaleras de se
, o fingió
te, gritando el n
me empu
ras abajo, quedando i
a Isabella. Para