Donde Crecen las Alas
or la calle adoquinada que llevaba a la residencia universitaria. En su mano llevaba una bufanda tejida por ella misma -para Isabelita- y en el corazón una inquietud que la h
in eco. Durante unos segundos, no hubo
la cara medio adormilada, el cabello revuelto y el alma a l
ué haces aquí
a por la juventud y el cansancio. Pero allí, casi oculta por un mechón de cabello, estaba la
permiso-. Y no voy a hacerme la ciega. Sé que estás
o, con la respiración contenida. De
La noche
de la noche y volvía de la biblioteca con la cabeza llena de apuntes y los hombros tensos
imero dudó. Desp
rró una voz áspe
miedo la atrapó como una mordaza invisible. Quiso correr, pero su cuerpo se congeló. Lueg
odo había pasado en segundos. Pero
invocar más oscuridad. La cicatriz la cubrió con su cabello, con excus
eenc
, meticulosamente ordenado, como si el desorden inte
entana. Amelia colocó las manos sobre la su
a juzgarte, ¿verdad
ba con el borde de una taza vacía,
rlo. Que si lo ignoraba
ó como una c
lo que pas
Isabelita. Y entonces, con voz baja pero firme, empezó a hablar. Del ataque. Del mie
cio al de su hermana. Sintió la sangre hervirle. La ira -limpia, protectora- comenzó a crecer desde lo más pro
hablar, parecía más livian
jo Amelia con una media sonrisa triste-. Pero ¿sabes? Prefi
d detrás
s-. Nunca lo has estado. Me duele pensar que has cargado esto sin
labios. La culpa se
il. Que si lo contaba... todo se derrumbaría
grande que la que se necesita para seguir adelante después de algo así. Es
no fue un llanto roto. Fue un desahogo. Un
Contuvo. Sostuvo. Las dos lloraron un po
esa entr
deja espacio. Pero antes de salir, se detuvo en la puerta. Isabelita la observaba, se
voz baja-. Que esta historia no va a marcarte por
Caminó hacia su herman
ente apoyada en su hombro-. Gracias po
ir que te quiera.
ó más despacio, respirando profundo, cargando ahora no solo su preocupación,
muraba palabras sin sentido entre sueños. Eran niños aún, pero Amelia sabía que la tormenta
erdad. A cada miedo, luz.
de Isabelita no desapareciera nunc
su
li