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Resurgiendo de Las Cenizas: La Heredera a Quien Intentaron Correr
Autor: River Dancer Género: ModernoResurgiendo de Las Cenizas: La Heredera a Quien Intentaron Correr
, justo donde la había cacheteado. Incapaz de procesar la incred
derecho a meter m
el impulso, se colocó frente a su hermana, protegiéndola con su cuerpo. Al ver su rostro surcad
suficiente para que le hirviera la sangre. Además, le quedó
ría de hacerla entender, de una forma u otra:
e pudiera hacerlo, Maia alzó la mano y lo agarró de la muñeca, detenié
r el equilibrio. Se quedó atónito contemplando a la mujer
isitaba su hogar. Pero esa versión de ella ya no existía, pues los cuatro años que había
erza?', se preguntó, i
de hecho, tenía nuevos moretones, antes de que los anteriores se desvan
por la rabia, le clavó los dientes a la líder de la prisión y la tiró al s
nvirtió en una luchadora que nadie se atrevía a provocar. Eventualmente, las amenazas se
lga la pena pelearse! ¿Y golpeaste a Rosanna por eso? ¡Discúlpate ahora!", exigió Jarrod, manteniend
ria a la adoptada, exclamó: "¡Fui yo quien le dio permiso para tirar tus cosas! Rosanna lo hizo con buenas intenciones, pues iba a comprarte todo nuevo, para que no te persiguiera el pas
chica, mientras una risa gé
ro años antes, el día que la incriminar
es, ella había s
lia Morgan. Acto seguido, observó a Sandra, la mujer que solía llamar "mamá". Hubo un tiempo en que la amó y respetó, incluso si el
ó la joven, con la voz tensa. "Y aun así, dejaste que las tirara. ¿Te di
ez prestaba atención a la vida de Maia, pero
nsa culpa al pensar en los años que estuvieron separadas, lo que la llevó a compensar
había en que le hubiera tirado algunas cosas? Incluso si Rosanna era la responsable del robo de la joya de Radiant Jewels, le parecía ju
El brazalete que te regaló Vicki estaba destinado para una verdadera Morgan. Incluso si todavía estuviera aquí, Rosanna ten
casa, pero no con Vicki. Ella la había amado, protegido y hecho sentir que pertenecía a la familia. Por eso, el saber
Déjame adivinar, estás arruinada y viniste arrastrándote aquí para empeñar lo
unca imaginó que tuviera un valor real. Por eso, con una mueca, sacó algunos bil
sar lo de tu colguije? Quédate e
a en sus pupilas, mientras miraba a las
fin de cuentas, la habían criado por diecisiete años. Por es
rar lo que le habían quitado. Y como los Morgan habían elegido la cruel
lletes que Jarrod le lanzó y sonrió. Sin dudarlo,
alguien como tú", declaró, antes de darse la media vuelt
oramente con su dedo a Maia, quien ya desaparecía por la puerta, amenazó: "¡Perra ingrata, te a
e claro que nadie te obliga a irte, tú lo estás haciendo por tu propia voluntad. Así que apenas salgas por esa puerta, no
a a su narrativa, en la que quedaba como una vícitima. Su audacia le parecía casi risibl
erlo pasar como una cálida bienvenida? ¿No será que todo se trataba de una actuación para que
sin voltear atrás
zo añicos: se quedaron parados y sin palabras,
con la voz entrecortada, se lamentó: "Todo esto es m
s, Jarrod y Sandra se centraron en consol