Marina "La que nunca conoció el amor"
rsidad consigo: que ahuy
er Ma
, tampoco Rebeca me ha escrito. Siento c
na. En estos instantes, es cuando me pesa mi moralidad. Debí aceptar la bolsa de
egreso a la cama. ¿Qué más me queda? Recuerdo entonces que debo hacer el ensayo de litera
ibo um mensaje de Verónic
con el ensayo?
engo para dentr
algo para el almuerzo. Me dedico a ello; en menos de dos horas está terminado. Le aviso y vein
preparó mi madre –me entr
dedo, estaba fallando estudiando
rta y voy hasta la mesa. Destapo el envase, pasta con s
veo por la ventana, pienso en que tal vez Emilio, pudiera
ó algo de pan, unos retazos de cerdo ahumado. Qiedara bien con los granos que tengo en casa. La misma rutina del día anterior se repite. Llega la noche, m
entusiasmo y relajada. Me doy un baño, me alisto, una taza de café y a clases. Al llegar, veo a Rebe
acercarme a ella. Va entretenida, le halo el bolso.
algo? –l
hacia el salón. Está muy rara. Durante la clas
lón. Me acerco a ella. Pero sigue ignorando
s a decir
hiciste. Mi padre me pr
preguntó sorprendi
teaste a mi padr
a, quiero llorar
iste su labio? Lo mordí
ería cogerte. Estás acostumbrada a coquete
pero me contengo, la suelto del brazo y corro hasta el baño de chicas. Me encierro y lloro de tristeza e impotencia. Oigo e
asomó para ver si está, ya han salido de clase. Posiblemente esté en el cafetin. Bajo las escaleras apresuradament
menos ahora que Rebeca no quiere saber de mí. Esto no puede
a casa. Allí, podré ser yo. Ya no tendr
la brisa acaricia mi rostro y mis cabellos danzan al rededor de él. Eso me genera algo de
iforme y las lágrimas comienzan a salir como despedidas por uma tubería de desagüe. Me lanzo en la cam
que me obligan a despertar. Veo el reloj, aún faltan algunos minutos para sonar la alarma.
este se estaciona el Audi R8 color gris, es el del padre de Emilio. Él baja del