COVET: "Siete Corazones para Bianka"
on las tareas domésticas, se desvaneció ante la realidad de siete hombres de diversas edades y personalidades esperándome en el salón. Mi corazón latía acelerado y cerré mis manos en puños intentando control
ivir conviviendo c
abeza. Tomé una profunda respiración e intenté aparentar calma. Finalmente ellos terminaron de observarme
parecía totalmente agotado mientras caminaba hasta mi. Sus ojos fueron a los míos y bajé la cabeza al instante. Él también me intimidaba, aún más que su hermano. Tenía un aura de peligr
mujer a esta casa, hermano? -
sto parece un basurer
mi mentón, los ojos cafés de aquel hombre hicieron que sintier
con nerviosismo-. ¿Eres capaz de h
a yo sabía si era capaz
se giró al instante-. Estoy de acuerdo
de frialdad y su mano en mi barbilla. En cualquier momento mi
ara mirarme-. Mi hermano pagó por tus servicios y serí
Austros que sonrió con suficiencia. Los demás se mantuv
r, Gerión Snow. Bien
us miradas fijas en mi y tuve la sensación de ir cayendo por un precipicio. Él comenzó a presentarlos y yo mantuve m
os son: Balios -señaló al que intervino a favor de
sgos que podía observar en sus miradas furtivas. El sonido de mis propios latidos llenaba
o llevaba el cabello corto como un militar. Deimos tenía ojos color miel, cabello rubio y tatuajes en sus brazos. Elais
rlos -logré decir
los y al levantar la vista me encon
gó con la cabeza. Con grandes zancadas desapareció por la puerta dejándome so
has pasado lo peor -me dijo mientra
instante d
voz temblorosa sacando la poca valentía que conse
vé mi mirada hasta ellos, el de los tat
Austros ama ment
os ojos restándole importanci
otar y el jefe de la casa, lo que diga Gerión es la ley. Luego le sigue Deimos -el susodicho le
tu descripción, herman
ró y siguió con
cabello-. Como podrás observar, el
entiroso y bromista -añadió
s trataba de fijar los detalles de cada uno de ellos con la esperanza de que m
uego está Elais -el del cabello castaño alzó su mano-, que es el alma de la casa, le gusta mucho el arte, cada cuadro que hay por aquí fue obra s
s nada? -pregun
trar a los negocios -me susurró-. Eso sería t
ura-. Me hizo una seña con la mano para lo que lo siguiera y caminé detrás suyo hacia una enorme escalera de piedra. En la planta de arri
tación -me anunc
se y bajar las escaleras, entonces solté todo el aire que había estado conteniendo. Abrí la habitación y entré rápida
haciendo en
os se humedecieron y tomé grandes respiraciones porque el llanto no iba a resolver absolutamente nada en estas circunstancias. Debía enfretarme a esto, ser fuerte. Me puse de pie y sequé m
.
e golpe. Los rayos del sol hiciero
demonios
de los hermanos Snow, no más Delle para mi durante un tiempo. Respiré con pesar y me levanté. Mientras
varias ligas para recogerlo. Lo peiné con cuidado y lo recogí en un pequeño moño. Mi rostro estaba páli
lo hago por
con uno de los trajes de empleada que guardaba el closet de la habitación. Era un vestido negro, con mangas cortas y me llegaba hasta unos po
uchar sus voces provenientes del salón de abajo aunque no logra distinguir que decían exactamente. Comencé a caminar
razos en contra de la pared de la habitación. Su torso estaba completamente desnudo y podía ver todos sus músculos contraer
ó apenado-. Perdón por
suficiente para inti
alguno de ellos fuera suficiente para intimidarme co
no voy a comerte
ije titubeando-. Creí qu
inalmente me soltó hacien
edo servirl
sonrisa de amabilidad desapareció de su rostro pa
así de obedient
relación, jefe –empleada -
me había percatado de lo inmensa que era su habitación. Con grandes ventanales que daban una
aló su camisa-. Tengo una reunión
uando alguien se aclaró la garganta a nuestras espaldas. M
Estamos todos esper
r supuesto
ener que hacerlo. Miré a Deimos con la clara intención de hacerle ver que tenía cosas que hacer antes de planchar su camisa y él me dio un asentimie
es la
e uno de los sillones-. ¿Qué
de conversar y
mejor que hacer que obs
la cocina?
sillo, al final -me respo
r con mi primera tarea, pero algui
ando mi brazo al suyo-. Sé de cocina, voy a darte una mano, s
agiarme y ambos camin
primer día no s