Tu dragón
ola ni un instante. Cuando sonó la música nupcial, alzó la vista y vio al hermano de Vivian. William Middleton no se parecía en nada a lo que había imaginado.
retamente las botellas de vino de la mesa principal sin que Hunter lo advirtiera, dio órdenes para reemplazar todas las copas y,
ue carecía de pruebas y recuerdos claros. Solo tenía una certeza: no quería más mu
William se
orazón que los problemas queden en el pasado, especialmente aquellos que no son más
al suelo con un
mprobar su estado; sentía su pulso agitado, un alivio cuando advirtió que aún latía. Intentó advertir
usurró él,
n apartada del bullicio y la ataron a una silla.
on que un golpe te había devastado... pero sigues viva y
Isabella como si intenta
imas brotaron-. No quise matar
barbilla
s. Contrólate o te lo har
hondo, obligánd
es o no, como dicen los rumores, pero solo me queda mi hermano. Él es terco y
edo creerte
ana -insistió Isabella-. ¿No harí
ron des
túpido -conc
vigiles con mil guardias, él podría hacerle daño, eso es estúpido... Solo te pido qu
o una bofetada y, sacando un cuchillo d
-preguntó el amenazadoramente-Si me
gó saliva co
quedarse con todo y dejar viva a Vivian como hereder
a aprovechó para liberarse: tiró la silla, forcejeó hasta zafarse de la cuerda improvisada y corrió hacia la ventana. Era el segundo piso, pero
rpo cayó sin vida, fue como si el mundo se detuviera por un momento, no recordaba a su hermano, pero sabia que el era parte de su
la agarraban por uno de sus brazos. Al girarse, se encontró con los ojos azules y helados de William quien, contra
urró en su oído-. Ahora s
rcaron las meji
favor -
aré -fue la fría respuesta
rodeada de sus hombres y una sensación de impotencia se apodero de él. Isabella soltó un grito ahogado y
, asique cállate -murmuró
cipreses. Guaridas de sombreros negros y rostros cubiertos por máscaras de hojalata formaban un anillo de g
esplandor de los faros. Supo que no bastaría con asaltar la puerta principal y pelear, tendría que ser inteligente. Los obser