Bajo el mismo contrato
las de cristal y acero, la sensación de ser solo una pieza más en una maquinaria interminable la embargaba. El ruido del tráfico, los cláxones, las voces de la gente que cruzaba s
cielos, proyectando sombras alargadas sobre el pavi
ra de que iba a afectar su futuro de manera irreversible. Caminaba sin prisa, pero con una tensión creciente en el pecho. Con el portafoli
encargo profesional. Era su oportunidad de demostrar que podía estar a la altura, de dar un giro a su vida. Pero cada vez que pensaba en ello, una oleada de incertidumbre y resentimiento invad
ructura de cristal y acero, sino un símbolo de control, de ambición desmedida, de poder absoluto sobre la ciudad. No era solo un proyecto arquitectóni
interior. Había algo en ella que le decía que este proyecto no iba a ser solo profesional. Había algo mucho má
El vestíbulo era impresionante, de mármol blanco y una decoración impecable, pero todo en él parecía estar diseñado para intimidar. Al entrar, la
iera todo lo que debía suceder. Emilia asintió sin decir una palabra y siguió a la recepcionista en silencio, sintiendo cómo ca
el control sobre su propia vida la asfixiaba. En el piso 47, las puertas se abrieron automáticamente, y Emilia fue recibida por una oficina que era, en términos simples, abrumadora. No había espacio para dudas,a sintió una oleada de impotencia. Su presencia dominaba la habitación. No era solo un hombre de negocios, era un hombre cuya sombra parecía cubrir toda la c
, como si su llegada fuera una formalidad. Su tono grave, tan seguro, t
o con ella? ¿Intentaba manipularla desde el primer momento? La tensión en su estómago creció con fuerza, y de repente todo el ambiente
mantener la calma, y colocó los documentos sobre la me
si estuviera escaneando su alma. No era la primera vez que Emilia se encontraba con hombres
e como una extensión de mi mente -dijo él, su voz baja, casi como un
l hablaba, como si cada palabra tuviera un peso de responsabilidad que no había solicitado. La sensación de estar atrapad
sarlo. Esa respuesta salió de sus labios como un acto de rebeldía interna. Sentía que su vida, su identi
visto. Pero en su expresión había algo que la desconcertó. ¿Era una sonrisa de aprobación? ¿Una so
ientras volvía a posar su
Todo había dejado de ser simplemente un trabajo. Estaba en algo mucho más complejo, algo que no solo la pondría a prueba como arquitecta, sino que la obli