Bajo el mismo cielo
en punto. El otoño ya había vestido de ocres y dorados las calles de Valle de R
el refugio favorito de los habitantes durante las tardes frías. El olor a pan
ana y cabello castaño que caía en ondas suaves sobre sus hombros. Su vida, tranquila y predecible, transcurría entre libros
embargo, algo
-preguntó una voz mas
el café que sostenía en sus manos. Vestía un abrigo gris y tenía el aire de alguien que venía de lejos, no so
, apartando un libro d
lor del café sigue siendo el mismo -comentó con una sonrisa
quel desconocido tenía una voz que parecía acariciar las palabras, y s
untó él, girándose li
¿Y tú? Dijiste que
tiempo. Acabo de regresar -dijo, dejando la t
omo los protagonistas de esas novelas que empezaban con u
soy
s cristales del café, ninguno de los dos sospechaba que ese encuentro m
, los secretos del pasado, las herida
e amor... bajo