El regreso de la tentacion
. Llevaba seis años trabajando allí, y podía recorrer cada rincón con los ojos cerrados. Todo era predecible, familiar. El mismo saludo
o i
ta
-comentaban dos asistentes de ventas detrás de ella, susurra
nadie sabía su nombre. La junta lo había mantenido en secreto. Según decían, llegaba para "oxigenar" la em
bía. Piso 7. P
tas se a
sali
os
curo perfectamente ajustado, entró just
mental, repasando lo que diría en la reunión de esa mañana
el tiempo de
alentina
me. Pero había algo en la forma en que di
ños antes, Univers
zados, apoyado contra la mesa del pequeño departamento que compar
Una beca completa para estudiar su máster en París. Era
un susurro-. Quería encontrar el momento para con
rió si
decírmelo? ¿En Ezeiz
eas i
struimos, después de todo lo que planeamos, vengas con esto como si fuera una
que mi carrera. No que lo que soñé desde que era chica. N
encendidos. Tristeza, rabia, org
quedes. Pero sabés que s
razón. Pero también sabía que no po
te, con voz quebrada-
el fl
en el presente, en ese ascensor que
s tres de la mañana después de estudiar, el que le escribía poemas malos en se
no? -dijo-. Vos seguís ig
mponerse. Parpadeó. Dio un
-respondió, sin cederle terren
s de todo, terminé regresando. Aunqu
el piso 14. Él dio un paso afuera, pero
ión de las 9, Valenti
zón latiendo fuerte. El ascensor
o había
, no era u
su j