El Precio de Ser Tú
s camas. La casa estaba sumida en un silencio profundo, interrumpido solo por los sonidos distantes de la ciudad que seguían su curso. Pero Víctor no p
a la sala una sensación acogedora, pero para Víctor, todo parecía estar teñido por una capa de incertidumbre. Estaba acostumbrado a tener el control sobre su v
acechándolo. Cada vez que veía su rostro, cada vez que escuchaba su voz, el cosquilleo en su estómago lo sorprendía, como una corriente eléctrica que no podía ignorar. Y lo peor de todo era que no sabía qu
ores ya no le llegaban con claridad; su atención se había desvanecido, desplazada por recuerdos de su última conversación con Ricardo. En su cabeza, una p
u sentido de identidad, sus creencias y su propia vida. La seguridad que siempre había tenido en su matrimonio y en su imagen personal se desmorona
ando ser leídos. Sin embargo, esa noche, ningún libro parecía ser suficiente para darle respuestas. Víctor sabía que, aunque el mundo estuviera lleno de consejos sobre cómo manejar el éxito y l
mojado por la ducha. Ella lo miró, su rostro lleno de una curiosidad tranquila, como si hu
u tono suave, pero con una
an compartido tanto tiempo juntos, tantas experiencias. ¿Cómo podía estar pensando en traicionar esa rela
da de qué preocuparse. -Respondió, tratando de sonar
n su respuesta, pero asintió suavemente y se
ijo ella, mirando con ternura a Víctor, como si esperara que él deja
abrumadora. No podía arriesgarse a perderlo todo, a destruir la vida que hab
abes, de todo el trabajo. -Respondió, sonriendo débilmente mientras tomaba
nte aún preocupada, pero luego se inc
, siempre. -dijo, antes de levantarse y dirigirs
lo que él necesitaba en su vida, sino porque su corazón, por primera vez en mucho tiempo, no podía seguir el mismo camino que había seguido hasta
negocios, o eso pensó al principio. Abrió la carpeta, pero sus ojos no lograban concentrarse en los números. Cada palabra, cada gráfico, parecía borroso, desplazado por la memoria de la última vez que estuvo cerca de Ricar
duda. Algo tenía que cambiar, y sabía que no podía seguir adelante con su vida como si
r con Ricardo, poner sobre la mesa lo que estaba ocurriendo dentro de él. No sabía si eso significaba que su
el hombre se acercaba, Víctor sintió esa misma intensidad en el aire. Algo estaba a punto de cam
. -Dijo Víctor, su voz firme pero
sus ojos parecían reconocer la gravedad del momento. S
omenzó Víctor, con la garganta seca. -Y necesito saber
incómodo, parecía ser la respuesta más honesta que Víctor podrí