Jugando con el playboy
pher , ella es Charlotte , nuestra directora de marketing. Saldremos a tomar alg
ente. Prefiero comer pastel
ipo está terminando una llamada y necesito unirme. ¿Por qué no aco
amente. Claramente
o los dientes y son
ida, al parecer. Cuidando a un desconocido de
Tiene un acento europeo vago y difícil de ide
-añade Malcolm
al bar. Mavericks está más lleno de lo que imaginaba, c
onriendo alegremente. ̶ V
on una mirada pícara, añade: ̶Sorpréndem
, el pedido tardará tanto que Malcolm y
barra, pero claramente, he activado algún tipo de capa de invisibilidad, p
s con los brazos cuando el chico a mi lado simpl
ue un tipo fornido llama la atención mientras
eva un rato esperando -me d
-
abara de salir de la portada de la revista Men's Health, con la piel bronceada, los hombros anchos y sus deliciosos ojos color
ipiente y atractivo aniñada. ̶ Gracias , digo, sin aliento. Porque el b
one fea. Me guiña el ojo. ̶ He visto a mujere
tener cuidado. Normalmente soy de
una explosión de encanto y dientes blancos. Su pelo rapado lla
, pregunta.
una copa? Quizás tropecé y caí en la realidad de
edia hora con Christopher hasta que lleguen los demás, lo pie
l pedido. ̶ Gracias , le digo. ̶ Seguro q
d en mi establecimiento -dice el hombre incre
u aspecto, habría pensado que se ganaba la vida
dales,
gullo. ̶ Acabamos de abrir otro
epito-. Y tú, que parecías
eja a oreja. Apoyo la mano
debería venir con una
rir nuestros propios caminos que cr
tes. Y mi saliva. ̶ Una historia probable . Estoy a punto de present
paciente , dice
. ¿Tan escalofriante? ̶ ¡Bueno, las b
-Me sonríe con esa sonris
ento que tarden tanto en la oficina , digo con i
eso . Siento su mano rozándome el trasero. ̶
convierte e
é a
, joder -digo brus
o de tus compañeros no vienen, princesa. Pedí que
ra,
on horror cuando entiendo el si
nuevo amigo del bar, empezando a inclina
lo tengo todo baj
cia mí-. He oído hablar de vosotras, las americanas,
rro el puño y golpe
ado en l
enta de que lo hice. Y por eso, tenía el ángul
ebajo de su cabello rubi
garrando mi bolso-. Y yo que
al salir, dejando a C
rdecer y el horizonte de Nueva
cía. Qué suerte que no usara mi gas pimienta. Todavía estoy maread
ra! ¡