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Shadow I: El Heredero Sombrio

Capítulo 2 000.0-I

Palabras:2406    |    Actualizado en: 21/03/2025

ulo 0

del último

05/

tar de un nuevo día con rayos solares que il

se encontraba una mujer de unos veintitres años, era albina con ojos color ambar. Leía a gusto un

brillantes y vivaces. A pesar de tener una piel arrugada y queb

a mujer mientras acomodaba sus brazos

solo la vio con una

ecostó en su asiento co

muerte. -suspiró y volvió a ver a la Matriarca de las ha

errada de sospecha ante esta distante actitud. Por su parte, Layla mordió

ro no a la abuela. Conozco todo de ti, incluso los pañales -Layla se

derte con desdén, solo se lev

lo diré. Temo que mi

da y pura, no quiero que sea co

os por la impresión. Bebió un poco de su té antes

ceño y su rostr

Tsumo y a Ruth porque quería "comparar" tamaños? -Hizo como s

algún problema -defendió, pero Layla pegó

tomaba en serio ese comportamient

vil mentira! ¿Quién en su sano

glar con ayuda psicológica. Por ci

edo esperar -exclamó con un tono más tranquilo tras h

recorrió su cuerpo. No

. Había estado tras la pista del líder de lo

ercó a Layla. Con un gesto de cariño,

a veces, uno debe cuidar de sí mismo. Soltar la cuerda para qu

y difíciles de entender -dijo mientr

sus mimos, debía ser seri

entiendas, sino que los

n llegar a su destino, solo caminaron tres cuadras mientras observaban fascinadas el p

taurantes y cada uno a unas calles del otro. Todos esos locales hací

nvitarle una pizza? Ha pasado un buen tiempo -

burlona y una mirada de curiosidad mientras recordaba cómo

nuca con una sonrisa avergonzada-. Anciana, qué cambie d

in -Se detuvo frente a una pollería de dos pisos. Con d

gar era el tribunal de Nostradamus. Un lugar sagrado usado para reuniones importantes

go, a falta de un segundo eco por parte de su compañera, se dio la vuelta p

la abuela c

a sus seis años, nunca dejó de preocuparse

ientras se sujetaba la cintura con la man

corazón acelerado de Mandarina, la Matriar

yla no se preocupaba, pero aun así,

ud. Tan honorabl

. No un samurai, una maga del purgatorio

o su última sonrisa cálida antes de que las puertas se cierren. Ya sola en el pasill

ma del pasillo. Esperaba entrar, oculta

de ese pasillo. Una extraña presión en su pecho y manos sudorosas

recordando que ese olor lo habí

desplazaba, unas voces de hombres indignados prot

la más querida por la comunidad maga, per

n la perilla de la puerta. Con pocos segundos para reaccionar, se hiz

os, tragó el sonido de esa explosión. En ese instante, una cort

de cuerpo más curvilíneo que el de Layla, pe

abello blanco, ojos totalmente blanco

s bajo sus pechos y dio un pisotón, esperando alguna respuesta

Ruth, la mujer que tenía el ceño fruncido, vinie

yla se escondía

niñas! ¡Eres

ás profundo del pasillo, salió una sombra

se llenó de impotencia, sentía ganas

tía techo. Aún bajo los efectos de la fuerte impresión, sus piernas se debilita

nada por lo que

"Zorros", n

táreas. Eres mi a

gnifican nada ahora, pero créeme, no

negras que estaban por ser disparadas, s

gración S

yla sintió sus

negro salió de todas sus cavidades. Todo su cuerpo l

eron ahogados por una extraña sensación que trepaba por su garga

yla quedó muerta con los ojos en blanco. Con esta victoria, los magos solo soltaron risas de gozo p

algo que no le gustaba a Ruth, sabía que no podía ser tan fácil. Después de todo, conocía a Lay

nto. Con una mueca de disgusto, se acercó al cadáver para darle una pat

a -murmuró con r

asta que unos aplausos de ovación se h

grupo, una sombra eme

a oreja sobre una mesa larga desde

y idiota. Tengo planes para e

es no tardaron en apuntarle a Layla con su

aba evitar tan fácilmente, a pesar de que saltaba y se contorsionaba de maneras imposibles. Por un momento, p

No solo sintió que su estómago explotó, sino también miles de fracturas en su columna y luego

iso ponerse de pie, pero un murmullo inentendible la hizo

ron los cuatro magos, quienes cargaron de frente. Sin embargo, el recuerdo de una beb

sala. La maga apareció en la cocina del tribunal. Con el corazón acelerado y la resp

deró cobarde, pero eso le dio tiempo. Sentí

us ojos, pudo ver un pedazo de la taza, así que

emor mientras el mago del tacto daba un paso al frente con mucha confianza. Lay

ó mientras trataba

. Sí, debo usar un he

erpo se agitó con desesperación que tensab

De pronto, la habitación se llenó de u

un extraño dolor en todo su cuerpo la hizo darse cuenta de que había recibido diez golpes e

nta, su visión se fue cuando un martil

a hazaña fue el mago del gusto, tras vomitar ese martillo. Se acercaba con pasos lentos, con sus manos

La sala, que una vez fue silenciosa, se llenó de sus risas burlona y rías ante la muerte de quien odiaban. Sin

apítulo 0

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