El Juego del Poder
ción en el piso 50, Samantha no pudo evitar preguntarse cuál era la verdadera intención d
ella no tenía intenc
suizo. Cuando la noche cayó sobre la ciudad, la mayoría de los empleados se marcharon, pero Samantha seguía
a del despacho de Alexan
su tono característico, mez
endientes -respondió sin lev
en el marco de la p
ncia a los mediocres
el teclado y s
ca que soy im
bio, se acercó lentamente a su escritorio y
investigue a
e un hombre de unos cuarenta años, con una expresión endurecida por la vida.
uié
prob
mirada, esperand
que decidió hacer negocios por su cuen
s empresas como Vaughn Enterprises lidiaran con traiciones internas. Lo que le
e sus asistentes o a su equipo de seg
u mirada con
hasta dónde está
sus palabras
a no pa
s haré m
sintió con
me decepcione,
había trabajado en la división de finanzas de Vaughn Enterprises hasta hace tres meses, cuando renunc
fue un dato enterrado entre las
ía vinculado a un antig
intió un e
n, pero su instinto le de
, según los registros, pertenecía a Marco Salazar. Decidió que no podía dejar ese cabo s
bandonado, pero tampoco tenía signos de actividad reciente.
l almacén... y no
n Samantha no veía
Javier
í? Su familia había dejado atrás los neg
llevar por suposiciones. Antes de hacer cua
ue, por ahora, mantendría
focarse en su trabajo como si nada hubiera p
omo si pudiera notar su distracción. En un momento en que la sala quedó en si
tega, ¿algo
pero su expresión
está baj
ndola con esa mirada calculadora que
esp
ncidentes, pero Samantha supo que él
minó y se dispuso a salir, Al
mpáñ
en el estómago, pero lo
ra opresivo. Cuando las puertas se c
contró algo interesant
se mant
y recopilando
bozó una son
ayoría, pero no lo suf
retó lo
, quizás debería encargarle l
ente, reduciendo la
a, lo habría hecho. Le dije que quiero
a. No solo por la cercanía de Alexander,
iendo a prueb
ntha tenía sus propias razones para jugar e